11 de julio de 2013

Entrenando la Marató del Congost en un día de invierno.

Aunque un poco más corto de lo previsto, el entrenillo para la Marató del Congost que hice con Fran Olivé fue un auténtico lujo por las vistas, paisajes, recuerdos... y desniveles. Diferentes circunstancias familiares impedirían que finalmente pudiera disputar la maratón, pero el invierno avanzado nos regaló con un sensacional día en el que pudimos pisar nieve y hielo.

La sesión, agradable y reconfortante, sumó 20 kms con 1.850 m de desniveles acumulados, en 3h 50m. Una inesperada lesión de Fran nos obligó a volver antes de lo previsto a Aiguafreda.


 Llegando al Coll de Samorera.

 En primer término el Brull i el Muntanyà, y al fondo, clásicos de mi Pirineo más cercano y personal: Tossa d'Alp, Puigllançada y Puigmal. Espectaculares vistas desde la Serra de Picamena.

 Últimas rampas de Picamena, manos en los muslos.

 Fran llega a Sant Cebrià de la Móra.

 Y yo bajando al trote por Sant Cebrià de la Móra, del S-XI.

Fran pasa rápido por este sector helado y nevado del Sot del Riu, bajando ya hacia Aiguafreda.

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