16 de febrero de 2015

Abriendo traza en Guils-Fontanera


El territorio comprendido entre las localidades cerdanas de Guils y Meranges conforma un elevado altiplano de prados y abetares comprendido entre los 1.900 y los 2.200 mts de altitud sobre  el que se asienta la estación de esquí nórdico de Guils-Fontanera, espacio elegido para realizar esta ruta en raquetas de nieve en busca del Estany de Malniu.
Al día siguiente de una intensa y copiosa nevada, llegamos a Guils -Fontanera dispuestos a abrir nuevos horizontes, y como todavía no dimos tiempo a que nadie lo hiciera fuimos nosotros los encargados de abrir traza sobre el grueso manto blanco.

El recorrido propuesto, desde la estación de esquí nórdico de Guils-Fontanera al Coll de la Màniga, muy cerca del Estany de Malniu. Entre ir y volver 9 kms con 700 mts de desniveles acumulados.
El bosque de abetos en la estación de esquí nórdico de Guils-Fontanera.
Inicio de la ruta en busca del cercano GR-11.
Tras una noche de intensa nevada, a esas horas de la mañana todavía caían copos en los prados de Fontanera.
Fontanera, bajo un grueso manto blanco. El sol peleaba por salir.
Pasando junto a les Roques Feres.
Vista atrás a les Roques Feres.
Abriendo traza en la subida a la Creu de Garravera.
Paisaje general de Cerdanya desde la cota 2.100.
Curiosa formación esférica en la capa de nieve.
Tras llegar al alto de la Creu de Garravera (2.175)  nos encontramos este paisaje de aspecto  ártico: La Feixa.
Autofoto en la Feixa con Marta Farré, mi compañera en esta blanca aventura.
Marta me sigue a lo lejos en esta vasta llanura de la Feixa.
Detrás de estos árboles se esconde una de las surgencias de la Feixa.
Esta es la emoción que se me apodera en estos días de raquetas de nieve.
Abriendo traza en la subida a La Màniga.
Una ancha llanura separa durante 1 km los dos bosques, el del Planell de l'Agulla i el de la Tartera Roja.
La Màniga, ámplia y larga llanura que separa ambos bosques.
En este punto, el Coll de la Màniga, paramos y emprendimos el regreso. La hilera de palos de la valla señala la dirección a seguir hacia el cercano Estany de Malniu.
De regreso en La Feixa con el refugio al otro lado de la llanura. El dia se abría y dejaba ver las montañas después de varios días seguidos de temporal.
Regresando sobre nuestra propia traza. La vuelta se nos hizo mucho más fácil sobre el camino ya hecho.
Observando el paisaje de Cerdanya desde la Feixa: el macizo del Carlit y Font-Romeu.
Bajando hacia Fontanera. Los abetos estaban colapsados por la nieve.
Fontanera desde Les Roques Feres.
Increíble paisaje de Cerdanya desde Les Roques Feres (1.967).
Los prados de Fontanera.
Fontanera: cae la tarde.
Marta me sigue llegando de vuelta a la estación de esquí nórdico de Guils Fontanera.
El recorrido realizado, de 9 kms y 700 mts de desnivel total acumulado.
Sigue el track de esta ruta
 en: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9026232

10 de febrero de 2015

Sacándole partido a una intensa ventisca en Porté-Puymorens


Enclavado entre el Macizo del Carlit y el Pirineo de Andorra, el valle del río Carol (principal afluente de la cabecera del Segre) confiere unas peculiaridades orográficas y climáticas al pueblo de Porté-Puymorens, en la comarca francesa de la Alta Cerdaña, encerrado entre imponentes montañas y sometido a un abundante régimen de precipitaciones, de lluvia o de nieve. Por ello, sus habitantes se muestran orgullosos de ser la localidad donde más nieva de todo el pirineo francés.
En esta ocasión, y ya van 4, la vuelta en raquetas de nieve por el valle volvió a ser un espectáculo impresionante, donde la ventisca volvió a tomar el máximo protagonismo y en donde comprobamos los rigores de una nevada severa en la que los vehículos quedaron sepultados y en algunas calles del centro del pueblo el nivel de la nieve llegaba a los balcones.
Saliendo desde la misma carretera del Col du Puymorens, anduvimos en raquetas remontando el valle hasta bien pasada la cola del Lac du Passet bajo unas condiciones de frío extremo, entre -6 y 8ºC, fuerte viento y grandes acumulaciones de nieve en todo el recorrido.

Las calles de Porté-Puymorens eran impracticables ya al llegar por la mañana y el grueso de nieve tapaba el acceso a las casas.
Foto de familia con los 21 asistentes a la raquetada.
Poco minutos después de aparcar nuestros vehículos ya quedaron bien cubiertos de nieve.
Con Mònica Oró, junto a la carretera que sube al Col du Puymorens que estaba casi impracticable.
El grueso del grupo se dirige al aparcamineto del Camping La Rivière.
Los cauces de los ríos completamente tapados por la nevada.
Un vehículo aparcado casi sepultado por la nieve.
Brutal el espesor de la nieve acumulada con Porté-Puymorens al fondo.
Aparcamiento en el centro del pueblo.
El cementerio de Porté-Puymorens.
Un caballo en un prado saliendo del pueblo.
La ventisca arreciaba al salir del pueblo, con Conxa Coca.
Puente sobre el río Carol.
Los prados del Carol. Las ráfagas de viento a veces eran muy fuertes.
Avanzando por la traza abierta mayormente por Conxa Coca.
El río tapado en muchos tramos.
Raquel cierra la fila de participantes.
El buen humor y las ganas de pasarlo bien fueron las notas dominantes entre todos. Foto de Eduard González.
Los ánimos siempre por las nubes.
Subiendo hacia el Lac du Passet.
El intenso frío no pudo con nosotros.
Los abetos saturados de nieve.
La Forêt Communale de Porté-Puymorens.
La hilera sigue la traza abierta por Conxa Coca.
Subiendo hacia el Passet.
Siempre encontrábamos momentos para las risas.
En el Clot de les Polvorines la nevada era de proporciones nunca vistas.
El grupo llega al Clot de les Polvorines.
Después de casi 6 kms decidimos regresar a Porté-Puymorens.
Los rezagados del grupo.
El río, prácticamente tapado.
Nos dejamos caer hacia atrás sobre una alfombra suave y mullida. Foto de Eduard González.
En la caída la nieve en polvo cubrió nuestras caras. Foto de Eduard González.
Foto de saludo poco antes de regresar al Cámping La Rivière
El aparcamiento del Cámping
Los carámbanos del tejado.
Vehículos sepultados en las calles del pueblo.
La situación era sobrecogedora.
En esta calle el nivel de la nieve llegaba al balcón.
La puerta de acceso a la casa casi tapada.
Las calles completamente llenas de nieve.
Una motocicleta aparcada.
Carámbanos afilados bajo el alero del tejado.
Subiendo por una de las calles del pueblo. Foto de Eduard González.
Esta fachada estaba espectacular, con los carámbanos cubriéndola casi por completo.
Tomando agua de un carámbano desprendido.
De regreso al punto de encuentro, a la entrada de Porté-Puymorens, con la bionda de la carretera casi tapada.
Hacia el Bar Catherine para entrar en calor.
La terraza del Bar Catherine.