13 de julio de 2012

Ultra-Trail Núria- Queralt 2.012: el amargo sabor de la derrota.

 Por 2º año consecutivo la Núria-Queralt ofrecía su versión más hard, más ultra, al incluir las formidables subidas de Turbians y Ensija, que llevan la carrera hasta 13.000 m de desniveles acumulados en sus 92 kms de recorrido. Si el año pasado conseguí ser de los afortunados en acabarla este año no he tenido ese honor. Por 2ª vez en las 119 carreras que llevo disputadas me he visto en la necesidad de abandonar. Trato de extraer las causas del mal estado en que llegué al ecuador de carrera, el control de Bagà y la única conclusión a la que llego es que la elevada temperatura ambiental y el ritmo incesante de carrera hicieron que mi cuerpo no regulase térmicamente, sobre todo cuando el sol de la tarde del Berguedà, bajando a Bagà, me daba en la cara y acrecentó los problemas.
La NQ empezó en medio de un fenomenal ambiente de ultra, con muchos amigos y conocidos en carrera.

 En el Cremallera Núria, lleno de participantes de la NQ.

 Haciendo tiempo en el andén de Queralbs con Carme CampoyRaul Sales Rodriguez , Jordi Nuñez y Francisco del Moral. Aprovechando para almorzar mientras llegaba el tren.
 Con Olga Mankö, previo a la salida. La encantadora y bravísima corredora ganaría con autoridad la carrera.

 Maresme Power!

 Un placer volver a encontarme con Oscar Domenech.

 ...y con el bicharraco de Alex, con quien compartí carrera desde Núria al Pas dels Lladres.

 La apuesta inicial consistía en conservar fuerzas en Pas dels LLadres, venía de una gran exigencia en Emmona y me tenía que probar. Subí a un ritmo suave pero constante con el que apenas perdí posiciones. En esos momentos compartía carrera con Alex Balari y Jose Moreno. La apuesta funcionó. Los tiempos de paso me permitían añadir minutaje al margen disponible de carrera, en Home Mort arañé 30 minutos, en Pas dels Lladres eran 35, en Coma Morera 1 hora, en la Molina 1h 15m, en Rebost 2h... pero esta progresión avanzaba también directamente proporcinal a la intensidad de mi dolor de cabeza.

 Dientes de sierra del perfil longitudinal, que sumaba 13.000 m de desniveles acumulados en los 92 kms de recorrido.

 La fila de corredores nada más salir de Núria, encarando la primera subida.

 Espectacular paisaje de alta montaña: el Torrent de Fontnegra.

 En medio de la ladera sale un repentino chorro de agua: Fontalba. El sendero atraviesa de pleno la surgencia.

 La carrera, pasando por Fontalba.

 La fila de corredores que nos precedían.

 Paisajes espectaculares desde Fontalba.
 Bajando hacia la Font de l'Home Mort.
 Subiendo a Pas dels LLadres.

 La interminable fila de corredores.

 Como hormiguitas, camino de la cumbre.
 Puigmal (2.910 m), la montaña más alta de Girona.

Por el suave sendero cercano a Coma Morera, el viento refrescaba un poco el ambiente sofocante.
Tras subir a la estación de La Molina, menuda rampa, podíamos disfrutar de un tramo plano en el que recuperar y prepararnos para subir el Torrent de Coll de Pal.
Llegando a Coll de Pal.
Bebí correctamente en todo momento pero me costaba comer, tenía cada vez más náuseas, pero yo no sé vomitar y cada vez me encontraba peor.En la bajada del Rebost a Bagá me adelantaron Xavier Carós y Quima Ciuraneta, quien intentó animarme a continuar como fuese al verme ya tocado. En el Paller de Dalt me dio alcance Atagracia Uribe, con la que hice los últimos kilómetros y con quien mútuamente nos dábamos argumentos, el uno al otro, para abandonar en Bagà.Con la vista puesta en la subida de Turbians y pensando en ceñirme la cinta del frontal en mi matrecha cabeza durante horas y horas me rendí. Llegué a Bagà en muy mal estado y abandoné.

Horizontes del Berguedà: Ensija cara a cara.
Bajando por el Pla Bagà, entre las vacas y con unas maravillosas vistas al Cadí y el Pedraforca. Pero el sol cocía mi cabeza.
Bajando por la Canal Mala. Los claros reconfortaban momentáneamente mi mente ante la visión de unas espléndidas montañas.
Vista atrás a la Collada Grossa.
 
Bagà y la subida a Turbians. No me atreví a hacerla en el estado que llevaba, suponía ajustarme el frontal a una cabeza a punto de estallar.
Francesc me atendió excelentemente al llegar a Bagà. Sus palabras y atenciones calmaron mi angustia. Foto de Clínica Podopie.
Pero pese a todo de allí me traigo una maleta llena de cosas buenas: la sensación de haber hecho un buen entreno (48 kms, 2.500 m+, 3.500m- en 10 horas), la oprtunidad de compartir carrera con un buen número de amigos, los recuerdos de los maravillosos paisajes del Ripollès, la Cerdanya y el Berguedà plasmados en mis fotos... y la felicidad que me dan los ánimos y el cariño de toda la gente que me apoya.