30 de marzo de 2010

Mitja Marató de Montornès: correr sin desmayo.

Este domingo fue un sinvivir, desde que sonó el despertador por la mañana hasta bien entrada la tarde...
Participaba en la Mitja Marató de Montornès, última carrera sobre asfalto de la temporada a pesar de haber comenzado ya los entrenamientos por y para la montaña.
El cambio de hora, la perrita que no hacía pipí a esas horas de la mañana, compañeros que se retrasan, diferentes vicisitudes que hacen que estemos a 4 kms de Montornès metidos en un fenomenal atasco, intentos de atajar por caminos vecinales... pero cortados al final por las obras del AVE... y vuelta al atasco... y al llegar, el aparcamiento más lejano... y las colas para obtener el dorsal... y sin cambiarme de ropa... y por megafonía anuncian que faltan 5 minutos... pero más tarde anuncian que se retrasa otros 5... uf, menos mal... y me pongo al revés las pantorrilleras de compresión... ni me acuerdo de ponerme la vaselina... ni de tomarme la barrita energética... y me pincho con los imperdibles... y el chip que no me entra por los cordones de las zapatillas... entrego la bolsa en guardarropía a la carrera, soy el último en salir del pabellón y me meto, por fín en el cajón de salida, pero sin tiempo de calentar ni de estirar... cuánto estrés... y dan la salida, salgo muy atrás... mucho, no veo a Mª Angeles, que participa en la carrera de 5 kms... y me voy para Montmeló, adelantando a una riada de corredores, hasta que veo que ya casi no adelanto a nadie... porque ya voy con los de mi ritmo... y veo a Elena, nos saludamos... y me engancho con el globo de 1:45... y a relajarme un rato... ya era hora, desde las 6 de la mañana...
Voy siguiendo la estela del globo, llevan un buen ritmo, si consigo seguirles bajaré de 1:45. La verdad que no me había marcado un objetivo concreto. Sólamente me había planteado intentar correr por debajo de 5 min/km 3 semanas después de la Maratón de Barcelona, y para ello debía bajar de 1h 45m.
Un gracioso pincha el globo y las rémoras tenemos que seguir al de la camiseta rosa fosforita, cuesta más, porque la liebre se va y ni me doy cuenta, tengo que ir concentrado para no perderlo.
En la Roca del Vallès, km 11, damos media vuelta, antes de eso he visto y saludado a Karli, con su flamante camiseta del Espanyol, y a Diego, que me mira de reojo sin decir nada.
Hacia el km 13 la liebre se marea... dice que se encuentra mal y que se marea... y un voluntario se pone su camiseta... pero acelera el ritmo incumpliendo su objetivo... y además comienza a contar batallitas... y a presumir de sus 65 años tan bien llevados... y a lanzar lindezas a toda fémina que tiene al alcance... y no le aguanto más y aflojo, qué alivio, empezaba a rallarme...
Sigo corriendo con ganas, disfrutando y sufriendo, en ese momento dulce de la media maratón, km 15, en que te encuentras tan mal y tan bien a la vez... y bajamos hacia Montornès... y al cruzar el puente sobre el Mogent, km 19, veo a los amigos que me esperan para animarme...
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... Mari Carme, Montse, Joan Josep y Òscar Font. Me animan a rabiar y me producen un tremendo subidón que me empuja sin freno en esos 2 últimos kms.
Y por fín llego a meta, en 1h 43m 43s, en la mitad de la clasificación... y muy contento a pesar de tantos inconvenientes antes de la salida.
Recojo el generoso lote de regalos y me reúno con mis amigos.
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Tras la llegada, junto a Ferran y Karli.

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Y después busco a mi mujer, que está hablando con los compañeros del club de atletismo e intercambiando impresiones con ellos. Me abrazo con ella, a pesar de sus dudas hizo bien la carrera de 5,5 kms. Me alegré tantísimo...

11 de marzo de 2010

Barcelona 2.010, mi 5ª maratón.

Sí... la 5ª... poco a poco van cayendo, haciendo crecer mi alma de maratoniano a medida que transcurren todas y cada una y todos y cada uno de sus 42 kms.
Volví a la prueba reina del atletismo de fondo tras 2 años de frustrante ausencia. Con muchas dudas, con muchas reservas... y con un largo y duro invierno de entrenamientos, pero también un periodo de entusiasmo por volver a entrenar para competir en la distancia de Filípides, este año la mayoría de las veces en la inestimable compañía de 2 buenos amigos y compañeros de fatigas, Karli y Jotaeme, a quienes tendré que agradecer su paciencia en muchos días de entrenos, y con quienes compartí todo lo bueno y lo malo de tantas noches de frío, de lluvia... y de aquellas interminables tiradas largas. Juntos nos hemos apoyado cuando más falta nos hacía a cada uno... creo que hicimos un buen equipo...
Pero la maratón llegó y el día anterior, como siempre, pasamos por la feria del corredor para recoger la acreditación y los regalos, dar una vuelta por los estands, encontrarse con algún corredor famoso y saludar a algunos amigos que también se acercaron por allí.
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En la feria del corredor ví a Abel Antón, 2 veces campeón del Mundo de maratón (1.997 y 1.999), a quien comenté que esta maratón la había preparado precisamente siguiendo uno de sus métodos.
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Y llegó el día de la carrera, bajo una tremenda amenaza de ola de frío y nieve que por suerte se retrasó milagrosamente, acompañado por Mª Angeles y por los amigos con los que compartiría todas las emociones, todas las alegrías y todo el dolor de una prueba como ésta, junto al resto de los más de 12.000 participantes.
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Maratonianos: En pie, Carles Aguilar, Rafa González, Paco, yo y Moissés Rossell. Agachados, David Solera, Jotaeme, Karli y Joan Josep.
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Con los compañeros de mi club, Fondistes de Vilassar de Dalt, que participábamos en la Maratón, Karli, Paco y Jotaeme.
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Dentro del pabellón destinado a guardarropía la organización dispuso de calefacción y un inmenso tapiz en el que poder cambiarnos, estirar y aguardar el momento de salir, un auténtico lujo que hay que agradecer, enorme ambiente precompetición con todo el ritual de preparativos por parte de todos los atletas entre llamadas de teléfonos y saludos a más amigos presentes en el lugar: Pepe Cros, Xavi Cid, Gerva, Xavi Barroso... y una visita muy especial.
Rakala vino desde tierras valencianas para darnos su apoyo y simpatía a 2 de sus amigos del Club de Novatos y a mí. Nunca le estaré suficientemente agradecido por ello, encontrándola en puntos clave a lo largo de todo el recorrido en los que no faltaron su simpatía y sus gritos de ánimo. Le debo los ánimos para una maratón...
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¡Entre las prisas y las emociones no me dí cuenta de que me faltaba una zapatilla!
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Me dirigí perdido de todos mis amigos a un cajón de salida repleto de gente, con muchos extranjeros que le dan a esta maratón un aire muy internacional. Por megafonía se anunciaba la cuenta atrás, pensaba en mi familia, en todo lo vivido estos últimos años, se me iba de la mente la idea de bajar de 3h 50m, mi mejor marca personal, pero recordaba que Carles Aguilar me esperaría en el km 23 para intentar lograrlo, pero no, pero sí, pero que no podré, pero que haz caso de Carles y sé ambicioso, que no, que sí... y ¡pum! se dió la salida... y 3 minutos más tarde pasaba bajo el arco que encendía mi cronómetro.
Ví a compañeros de mi club entre el público de la salida... me emociono y comienzo a correr en dirección a Sants entre un pasillo de público muy animoso, en un pelotón muy agrupado, protegido y corriendo suelto. Decido subir hacia la Diagonal tranquilo y el primer 5.000 lo hago a un ritmo de 5:09. En el barrio de les Corts y bajada a Plaza España voy muy cómodo, en ese sector me encuentro con Jordi Antolí entre el público, le grito y me anima... cómo reconforta... en este 2º 5.000 marco el ritmo a 5:01... temo ir demasiado rápido y quemarme, pero el paso por Plaza España me da alas y me siento volando ante los gritos del público y de Mª Angeles y los demás amigos de mi club que veo, Dolors, Elena, Jaume y Toni.
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Qué alegría al ver a los míos en Plaza España.
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Un poco más adelante veo a Rakala y después, entre los corredores, distingo a Joan Josep y a Jotaeme que parece van muy tranquilos. Temo por la rodilla de Joan Josep pero me dice que no es grave, que va aguantando bien. Me pego a ellos pero en la subida por Paseo de Gracia, km 15, aprietan, yo prefiero reservar y seguir con mi ritmo, el 3er 5.000 lo hago cómodo, a 5:04, consciente de que voy acumulando adelantos, pero también que me pueden costar muy caros. Me mantengo a pocos metros de Jotaeme y Joan Josep y enfilo Rosselló hacia Sagrada Familia y la Meridiana, siguiendo su estela.
En la Meridiana vuelvo a ver a Rakala, sólo pudo venir volando, animando con todas sus ganas, y en un cruce entre atletas veo a Raul Sales y a Xavi Cid. El 4º 5.000 lo hago a 5:08 y me encuentro muy bien, pasando por la media maratón en 1h 47m 27s. Me dí miedo.
Tras ver a Mónica y Mª Carmen enfilé hacia el Puente del Trabajo y la Gran Vía, en donde me esperaba ya Carles Aguilar y desde donde perdí ya la vista a Joan Josep y Jotaeme tras 10 kms siguiendo a pocos metros de ellos.
A partir de aquí me puse en las manos de Carles. Él me guió, me llevó, me dosificó y me ayudó con su experiencia. El paso por el km 25, Diagonal Mar, anunciaba la llegada a meta de los atletas africanos en 2:07:30, récord de Maratón en España, mientras yo regsitraba un 5º 5.000 a 5:09. Ví a Mª Angeles y a Toni y Jaume y después me tomé una barrita energética que me sentó muy bien, aliviándome un poco la pesadez que empezaba a notar en las piernas. El paso por les Glòries fue emocionante, con la silueta de la Torre Agbar sobre nosotros y un público enfebrecido. De regreso a Diagonal Mar volví a ver por última vez a Mª Angeles, pasando por el km 30 bastante cómodo, haciendo el 6º 5.000 a 5:11. No me lo podía creer...
Km 29, Diagonal-Pere IV, sonriendo a Mª Angeles.
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Llegados a este punto comenzó el calvario. Todo el tramo litoral se me hizo eterno, dejamos atrás la Vila Olímpica y enfilamos hacia el Arco del Triunfo esperando encontrar a Eva Fontecha en el km 35 recogiendo cadáveres, la saludé, me animó mucho el verla y aproveché para tomar otra barrita energética. El 7º 5.000 fue implacable, bajé el ritmo hasta 5:24, pero me daba la sensación de ir mucho más lento. Me dolían los pies y los cuádriceps... pero sólo perdí 8 posiciones.
La barrita y el paso por el Arco del Triunfo me dieron alas en la subida por Ronda Sant Pere. Volví a oir a Rakala... y la ví dando enormes saltos. Carles no paraba de animarme... y el público... me escoré hacia ellos, leían y pronunciaban mi nombre... y me emocionaba... Plaza Catalunya, Plaza Catedral, Plaza Sant Jaume... gritos de ánimo, adoquines, dolor...
Ramblas, Colón, Paralelo... y dolor... ese dolor de maratón... pero sentía mi corazón y me sentía feliz.
La subida por Ronda Sant Antoni fue eterna. Veía mucha gente caminando, algunos con los pies llagados, descalzos. Mi parcial fue patético, el 8º 5.000 lo hice a 5:44 pero yo no lo sabía... tenía la sensación de arrastrarme. Aún así gané 9 posiciones con un Carles que ya no sabía cómo hacer para tirar de mí.
Y llegué a la temida Calle Sepúlveda... larguísima... fustigadora... Esos últimos 2 kms fueron tremendos: mi ritmo bajó hasta 5:59, el dolor era insufrible, pero ocurrió algo... un hombre anónimo me miraba fíjamente y sonreía y me dijo con gran energía "¡Fran, venga, disfrútalo!"
Comencé a recuperarme, ví a Mónica y a Mª Carmen, que corrían detrás mío gritándome... y olí la meta. Veía a los atletas que llegaban a la Plaza España... y a mí me quedaba muy poco...
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Calle Sepúlveda. Aquí me dió el subidón.
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Llegué a la curva de Plaza España. Era la locura. No ví a nadie... pero sabía que estaban allí... y enfilé la Av. Mª Cristina, con las fuentes de Montjuïc, las Torres Venecianas... y el arco de llegada que marcaba menos de 3h 45m.
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Km 42, faltaban 195 m.
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Y escuché las últimas palabras de Carles... y entré otra vez en el Reino de Filípides... Hice esfuerzos para no emocionarme... pero no pude... lloré... como en cada maratón que he corrido... Carles estaba a mi lado, me abracé a él... luego vinieron Dolors y Elena, no sé de donde salieron, las abracé también... luego alguien me retiró el chip... y otra persona me colgó la medalla... y volví a llorar, roto, desecho, pero completamente feliz, sintiendo ese agradable tacto de la cinta en mi cuello, sintiéndome una vez más el hombre más feliz del Mundo.
Poco a poco fui consciente del registro que había hecho, 3h 42m 26s, rebajando 8 minutos mi mejor marca que tenía desde 2.004, a un ritmo de 5:17, y no daba crédito, Carles asentía con la cabeza y me sonreía...
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Me fuí flotando, poco a poco, buscando el pabellón del guardarropa para encontrame con Mª Angeles y darle un enorme y salino abrazo. Ella también ha hecho posible mi éxito. Me ha cuidado y mimado durante estos meses, me dió todo su apoyo y me hizo la vida muy fácil y propicia para poder entrenar.
Después, el encuentro con los amigos, tanto los que también hicieron marca, como David Solera, Jotaeme, Xavi Barroso, Rafa González, Moissés Rossell ó Karli, felicidades para ellos, como también con los que no lo lograron pero que seguro disfrutaron de una gran maratón.
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En el limbo. Así me he sentido desde que acabé la maratón hasta el preciso momento de escribir estas líneas. Nunca olvidaré mi 5ª maratón, la de Barcelona de 2.010...