29 de septiembre de 2008
El lujo, lo exquisito y lo sublime.
El lugar elegido fué el restaurante Can Fabes en Sant Celoni, con el cocinero Santi Santamaría al frente de su fogón, que junto a El Bulli, Arzak y Martín Berasategi forman el póker de los 4 exclusivos restaurantes distinguidos con 3 estrellas por la Guía Michelín.
Fué una experiencia única, un placer el degustar sus platos, los críticos y gourmets ya se han encargado de valorarlo, yo no tengo cultura culinaria para hacerlo. No encuentro palabras para describirlo, sólo suspiros pronunciando "mmmmmmmm".
Desde el variado surtido de aperitivos sublimes, como la "sandía frita con escamas de almendra de leche" ó los "raviolis de gambas al aceite de ceps"...
...a los exquisitos platos fruto de la ingeniería culinaria, como el "bacalao cocido con tocino y tripas de bacalao al pil-pil verde", los "ris de veau lacados con berenjena dulce", el "pescado de roca de la lonja de Blanes cocido a la plancha en cocotte" y el "cochinillo y bogavante y salsa civet", compartidos y disfrutados por los 4 comensales.
Algo demoledor para paladares modestos y sencillos como el mío, acostumbrado a los menús populares de 10 euros.
Se ofreció también una degustación de panes artesanos, gustosos y ricos, con un chorrito de oro en forma de aceite... y los postres... unos maravillosos sorbetes de mango, pera, madroño, mascarpone y turrón... y un variado y sublime surtido de petit fours representativos de todas las orillas del Mediterráneo.
Todo con la atención delicadísima de un servicio pulido e inteligente. Fué la cena perfecta, un delirio compartido de sabores y aromas, algo único e irrepetible.
Como anécdota, buscando el lavabo por el laberinto de diseño del restaurante, debí entrar en una bodega, ante mi confusión, una camarera vino enseguida a mí para preguntarme muy discretamente "si buscaba el lavabo, ¿tal vez?".
Luego, consultando la carta de vinos, tan gruesa como la guía telefónica de Madrid, comprendí que, "tal vez" en aquella bodega podría encontrarse una de las exclusivas botellas de Borgoña cuya comanda cuesta 14.000 euros. Sí, catorce mil.
28 de septiembre de 2008
Insignia de Catalunya -Joan Laporta dixit-
Durante un partido se producen infinidad de lances, a favor y en contra. Esto es lo que adereza el espectáculo.
Hay partidos buenos, regulares y malos. El de esta noche ha sido de los buenos, el de un equipo modesto y luchador que acaba perdiendo por 1 a 2 frente a una constelación de estrellas.
El juez del partido ha de aplicar honestamente el reglamento, impartiéndolo por igual hacia los dos bandos. El por qué no ha sucedido, sólo lo sabe él mismo.
Un rifi-rafe entre dos jugadores que ya habían sido amonestados acaba con la expulsión rigurosa de sólo uno de ellos, casualmente el del equipo modesto, y casualmente cuando el tiempo de juego ya había concluído pero el juez quiso prolongarlo unos pocos segundos.
Ésto dejó en franquicia toda la 2ª parte del partido al equipo constelación, que se vió, casualmente, en superioridad numérica.
Pero hete aquí que el equipo modesto no baja los brazos y lucha estoicamente contra esa adversidad, y también, casualmente, contra la desigual aplicación del reglamento por parte del juez a la hora de señalizar las faltas en su contra.
El equipo modesto consigue llegar al final del partido con un heróico 1 a 1, pero en los 10 segundos finales un lance del juego lo interpreta el juez como penalti, obviando airadamente la rectificación que le indicaba su asistente mejor colocado que él. Penalti, gol y final del partido. Todo en 10 segundos.
Esto suele pasar en fútbol, casualmente en contra del equipo modesto. Por eso los más de 30.000 espectadores nos sentimos orgullosos de nuestros deportistas a pesar de haber caído derrotados, no se les puede pedir más. A mi mujer y a mí nos queda al menos el recuerdo de la alegría tras el gol de Coro.
En este mismo escenario hemos podido masticar la tragedia.
Aficionados del Futbol Club Barcelona han llegado al estadio escoltados por las fuerzas de seguridad autonómicas, atravesando la enorme esplanada olímpica del Palau Sant Jordi, exhibiendo una docena de amenazadoras bengalas de luz roja que han acabado lanzando, incandescentes, sobre el público que esperaba pacientemente en las filas para entrar. Se desató el pánico pero las fuerzas de seguridad no actuaron.
Ya dentro del estadio, las cámaras de seguridad del RCD Espanyol han detectado la presencia de aficionados del FC Barcelona provistos de bengalas. Responsables del RCD Espanyol lo ponen en conocimiento de los mandos policiales autonómicos pidiendo el desalojo preventivo de todo el sector, ubicado en la 2ª gradería. Pero las fuerzas de seguridad no actúan.
Mediada la 2ª parte, los aficionados del FC Barcelona encienden hasta 9 bengalas y deciden lanzarlas hacia la gradería inferior, poblada por familias, causando el pánico -resulta aterradora aquella imagen de dos niños de unos 5 años llorando de miedo-. Pero las fuerzas de seguridad autonómicas siguen manteniéndose pasivas. Conocedores de la presencia de bengalas incluso antes de entrar al estadio deberían haber realizado registros minuciosos para evitar que fueran introducidas, e incluso haber evitado el acceso a sus portadores. Por todo ello hubo muchos nervios en la ejemplar afición local que , excepto algún conato de invasión del campo, supo mantener finalmente la calma, pidiendo a gritos la intervención policial.¿Ha de acabar muriendo alguien para que tengan que actuar, disolver o desalojar a esos aficionados?
Tras la consecución del injusto 2º gol por parte del FC Barcelona 2 jugadores se dirigieron corriendo hacia aquel sector de sus aficionados para dedicárselo, Piqué y Henry, como agradecimiento, supongo, sin la menor repulsa a todo lo sucedido.
Tras acabar el partido, a la salida de duchas de los jugadores, se produce algo insólito: los jugadores del FC Barcelona, en lugar de abandonar el estadio por los pasillos del interior para buscar el autobús salen de nuevo a la pista de tartam buscando el aplauso de aquellos aficionados, que todavía esperan en la 2ª gradería por motivos de seguridad... Los jugadores desoyen la petición de su entrenador, Sr. Guardiola, y se dirigen hacia los aficionados, especialmente Eto'o, quien continuó arengando a aquella incendiaria hinchada. Sólo un jugador hizo caso a la petición de su entrenador y pasó de largo, sin detenerse y cabizbajo, por la cual cosa fue increpado y silbado por su propia afición: Carles Puyol.
10 personas inocentes han resultado heridas por quemaduras y esguinces. Según su presidente insistió recientemente, el FC Barcelona es la insignia de Catalunya...
21 de septiembre de 2008
Echaré de menos...
el sonido de los animales nocturnos que llega desde el monte,
el ver ondear la cortina entre las luces de la noche,
el predominio de las horas de sol sobre las de luna,
el despertarme temprano pero a plena luz del día,
el vestirme sin la prisa impuesta por el frío,
el ponerme la ropa y el calzado más cómodo y ligero,
los desayunos en la terraza,
el agua fresca y clara del mar por las mañanas,
los reconfortantes baños de sol en la playa de Caldetes,
el gazpacho, el ajoblanco, la crema de yogurt con pepino y la ensalada de higos,
el melón y la sandía,
beber al chorro fresco del botijo,
la siesta... mejor en compañía y el zumbido de las cigarras,
las caminatas por la Serra de Marina apurando hasta ver ponerse el sol allá por Sant Llorenç del Munt,
las conversaciones después de la cena en el microclima fresco de mi terraza esperando la llegada del sueño,
las vacaciones,
los viajes cortos de fin de semana,
y los de un día,
y los de una tarde,
los paseos con luna al borde del mar,
los helados de chocolate a la receta maya del quiosco,
lavar el coche sin que me importe mojarme ni los brazos ni las piernas ni los pies,
las salidas en kayak sin la pereza del frío,
el espíritu alegre del conjunto de los indivíduos de la sociedad,
la ausencia de información política y económica de relevancia en los diarios e informativos,
la fluidez del tráfico en la ciudad,
las cenas con los amigos al aire libre...
...echaré de menos el verano.
El equinocio es el momento astronómico en que el paralelo de declinación del Sol y el ecuador celeste coinciden, osea, en el que el Sol alcanza el punto medio en el horizonte, en el que la duración del día se iguala a la de la noche, en que la distancia de la Tierra al Sol se encuentra en su punto medio...
Tanto equilibrio astronómico me produce a mí un desequilibrio bio-rítmico: nací un mes de Junio, mis primeros meses de vida fueron en verano y en él me siento mucho más vivo.
Ya empieza la cuenta atrás para el próximo equinocio, el de primavera. Sólo quedan 6 meses.
Mientras tanto, me nutriré con los recuerdos de este verano.
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El agua más fría de la sierra, Ruesca.
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Trekking con los compañeros del club de atletismo, Turó de Céllecs.
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Reconfortantes baños de sol en Caldetes.
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Subidas a cimas de nivel medio, Sierra del Espigar.
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El placer compartido del kayak de mar, Segur de Calafell.
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Freehiking ó hacer el gamberro por medio del bosque, Serra de Marina.
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Nuevos escenarios en compañía de mi hija, Río Piedra.
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Regreso a escenarios complicados, Serra d'Ameia.
Salida kayakera buscando nuevos horizontes, l'Ampolla.
M. Ángeles, mi compañera inseparable, Font Freda, Serra de Marina.
14 de septiembre de 2008
Una vuelta por Òrrius
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Si además coincide que está nublado, como esta tarde de tormenta, la oscuridad enseguida se hace dueña de la montaña.
Ya es hora de cambiar de estrategia y comenzar a dar vueltas por algunos de los circuitos iluminados, escenarios habituales de los entrenamientos de invierno. Dejaremos la montaña para los fines de semana, con todo el tiempo del mundo para disfrutar de ella y para seguir recorriendo sus fuentes, caminos y senderos.
Con 4 gotas caidas, el bosque se muestra frondoso de nuevo.
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Parece que este año habrá muchas castañas.
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Pasando por una de las calles de Òrrius, el pueblo más pequeño del Maresme, con 487 habitantes.
Iglesia de Sant Andreu de Òrrius, gótico, S. XVI.