Como me gusta madrugar y llegar temprano a los sitios pude dejarlo todo a punto y preparado, esperando la llegada paulatina de los demás miembros del grupo a la Platja de la Mar Menuda de Tossa, lugar donde conviven milagrosamente kayakistas, buceadores y bañistas.
Pude reencontrarme con algunos palistas conocidos, como Manel, Txus, Lady Kayak, Manu, Albertscub y fugazmente a Josep Mª Llargues, y tuve el placer de conocer a otros que todavía no conocía: Josep de Cambrils, Josep de Lloret, Jaime, fenomenal su primera travesía, Marc, Cris, Narcís, Carlos y Feli.
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Sa Banyera de ses Dones, preciosa y tranquila minicalita en el extremo norte de la Platja de la Mar Menuda de Tossa a primera hora de la mañana.
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Todos en las aguas de la preciosa Bahía de Tossa, con su característico castillo y murallas, dispuestos a hacer la travesía.
.Con un mar bastante tranquilo salimos en dirección a Sant Felíu de Guíxols recortando la costa, pasando por los estrechos canales entre islotes e ingresando en algunas de las cuevas existentes.
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El estrecho canal d'es Palomar: el estado del mar permitía pasar por estos lugares fabulosos.
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Sa Cova Escalfada, bajo un acantilado vertical de decenas de metros se abría una espectacular especie de boca del lobo...
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Pero dentro de la enorme bóveda principal, de varios metros de altura, todo era tranquilidad y quietud, y el fondo del mar de ensueño...
Al final, medio escondido, otro hueco daba paso a una segunda cámara...
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Intenté pasar por él, pero un enorme flujo repentino me hizo elevar y darme con el hombro en la pared a la vez que escuchaba un rasgado rumor de rompiente que venía desde las entrañas de la gruta...
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Pero dentro de la enorme bóveda principal, de varios metros de altura, todo era tranquilidad y quietud, y el fondo del mar de ensueño...
Al final, medio escondido, otro hueco daba paso a una segunda cámara...
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Intenté pasar por él, pero un enorme flujo repentino me hizo elevar y darme con el hombro en la pared a la vez que escuchaba un rasgado rumor de rompiente que venía desde las entrañas de la gruta...
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Tras salir de la cueva y entender que quizás algo empezaba a cambiar en el mar nos dirigimos hacia Cala Bona, cala muy profunda y protegida que sirve de abrigo a todo tipo de embarcaciones.
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Cala Bona, largo y estrecho entrante de mar en cuyo final se alza, además, un simpático chiringuito..
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Tras dejar Cala Bona pasamos por delante de la Roca de sa Gatera, con buenas hoquedades y paredes para practicar la escalada libre y en donde los más atrevidos hacían sus intentos de atravesarla literalmente colgados del techo.
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Tras dejar Cala Bona pasamos por delante de la Roca de sa Gatera, con buenas hoquedades y paredes para practicar la escalada libre y en donde los más atrevidos hacían sus intentos de atravesarla literalmente colgados del techo.
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Desde aquí seguimos, aún con el mar en calma, hacia el Cap de Pola, en donde se asientan quizás las más lujosas villas de la Costa Brava.
Desde aquí seguimos, aún con el mar en calma, hacia el Cap de Pola, en donde se asientan quizás las más lujosas villas de la Costa Brava.
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Tras doblar el Cap de Pola pude darme cuenta que comenzaba a soplar el viento del norte y que el mar comenzaba a picarse. Seguimos bordeando la costa, pero sin acercarnos ya a los islotes y escollos, hasta llegar así a Cala Salionç.
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Josep y Feli, esperando en Cala Salionç para hacer reagrupamiento. Las olas comenzaban a levantarnos.
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Hacia el medio dia decidimos hacer un alto y parar en alguna cala. La elegida fue Cala Cabanyes, en donde aprovechamos para charlar, comer un bocadillo, estirar las piernas ó tomar un baño...
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Reparadora y agradable parada en Cala Cabanyes.
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Viendo cómo se estaba poniendo la cosa, con la cantidad de "borreguitos" blancos que asomaban en el mar, y con la fuerza del viento que soplaba, parte del grupo decidió volver a Tossa, pensando en la dificultad que supondría llevar todas esas olas de popa.
Otros decidimos continuar motivados por la vista, aún lejana, de la Punta de Garbí, tras la cual esperaba Sant Felíu de Guíxols.
Tras pasar sin detenernos por Canyet i a la altura de Ses Bordisses el viento arreciaba y las olas eran cada vez mayores, muchas de las cuales pasaban sobre la cubierta del kayak. Al refugio de la Cala d'en Bosc, y viéndole las orejas al lobo decidimos que lo mejor era volver atrás y dejar la aventura de llegar a Sant Felíu para otra mejor ocasión.
Mi pensamiento se centraba en corregir los cambios bruscos de dirección que me propinaban las olas que llegaban por popa y que me hacían girar como una brújula, en palear fuerte y bajo, en no cometer errores en los apoyos con las olas de costado que me pasaban por encima para no volcar... Suerte que Manel no me quitaba ojo... ello me dió más confianza y evitó que llegara el miedo...
Costeando, apenas sin recortar, paleando fuerte en las zonas duras de acantilados, reflujos y con olas multidireccionales fueron pasando los minutos, con algún susto que otro, pero llegando por fín al abrigo de Cala Bona... y tan bona... descanso, desestrés y chiringuito...
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Cala Bona, muchos barcos, bastante gente, chiringuito enorme y poquísima arena que los del negocio se encargan de llevar ellos mismos para confort de sus clientes.
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Con un mar aún revuelto, llegamos a Tossa tras haber recorrido unos 19 kms por un mar ciertamente movido pero con muy buena compañía, cosa que hizo que las dificultades se superasen con menos problemas de los que fatalmente me parecía.
Al llegar a la atiborrada playa de Tossa nos encontramos de nuevo con los que ya habían regresado y que nos esperaban para tomar algo fresquito... y además ocurrió algo que me dejó muy sorprendido: de los cientos de kilómetros de la costa catalana... de los cientos de playas existentes... de las diferentes y variadas playas y calas que hay cerca de Tossa de Mar, de los miles de bañistas que se encontraban en aquella... voy y salgo con mi piragua justo al lado de donde tomaba el sol el "product controller" de la obra donde trabajo, el "enemigo" cotidiano, vamos... el lobo...
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Para despedir la jornada de kayak... una boda curiosa... los novios llegan en barca a la orilla... y desde allí caminan sobre una larga alfombra roja hasta los jardines de un cercano hotel para contraer matrimonio en medio de los vítores y aplausos de gente en bikini y bañador y del aroma a bronceador flotante en el aire. Mucho glamour...