24 de mayo de 2009

La Travessa del Montseny ya queda en mi memoria...

En mi memoria... Durante la semana mi cerebro fue estructurando y procesando todas y cada una de las sensaciones (los paisajes, los sonidos del bosque, los olores del campo, los sabores de los avituallamientos y el tacto del viento y las plantas) percibidas el domingo pasado en la Travessa del Montseny.
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Pero la vida sigue y hay que seguir viviéndola...
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Con la mente puesta en futuros objetivos me propuse hacer un doblete, el sábado salir con mi kayak al mar y el domingo con Mª Angeles a la montaña, para compartir también con ella bonitos y saludables momentos al aire libre y en la naturaleza.
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Pero incluso mi cerebro me pidió un respiro... un parar un poco... y analizando la situación decidí hacerme el remolón el sábado por la mañana... y descansar... y dormir... y esperar a otro momento quizás con mejor tiempo y mejor mar para irme con mi kayak a ninguna parte, mar adentro, uno de los rincones más bellos de la Costa del Maresme.
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Tras la tranquilidad de ver cómo mi estimado equipo de fútbol conseguía una importante victoria en Almería y conseguía salvarse, al fín, del descenso a segunda división, victoria que nos lleva a los aficionados periquitos volando sobre una ciudad de Barcelona embriagada por los éxitos del otro equipo de la ciudad a traves de un precioso cielo blanco y azul hasta el nuevo estadio de Cornellà...
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... a la mañana siguiente cogí mis bastones de sky-running y me fui con mi mujer y otros amigos a disfrutar de las pequeñas maravillas y sorpresas que siempre ofrecen los caminos y senderos que recorren la Serra de Marina.
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Con la excelente compañía de Jotaeme, Dolors, Mª Antònia y Mª Angeles disfruté de un trekking de puro placer en una soleada mañana primaveral, recorriendo unos 15 kms, 900 m de desnivel acumulado en subidas y 3h 25m de duración que me han servido para descargar músculos, articulaciones y una molesta sensación cardíaca. La peor parte se la ha llevado el aún no recuperado dedo del pie que sufrió el golpe en la caída de la Travessa del Montseny.
Tras subir de Vilassar de Dalt a Sant Mateu, bajamos después por el camino desde el Turó d'en Baldiri a Teià, en el que resulta imposible no parar y coger aire al contemplar la increíble vista que ofrece todo Barcelona y el Bajo Maresme.
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Pero esta fuerte bajada, de casi 400 m de desnivel, se ha de volver a subir hasta llegar a Sant Mateu, a través del camino del Sant Crist ó el de la Font del Periquito, éste me gusta muchísimo más además del nombre de la fuente por el agua tan buena y fresca que brota de ella...
Al llegar al Coll de Gallemí, arriba en Sant Mateu, en uno de los apartados y casi remotos prados nos encontramos con una estampa surrealista... a medida que íbamos ascendiendo se aparecían a nuestra vista extraños artilugios, artefactos de diversos colores y formas, como sacados de la mente de fabulosos e ingeniosos inventores...
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Entrábamos de repente en un onírico sueño, en una especie de fábula de la que no conocíamos ni su porqué, ni su fín, ni su desenlace...
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Pero enseguida vimos aparecer gente preparando algún tipo de acontecimiento... se trataba de la jornada "Viu el Parc" de promoción del Parc de la Serralada Litoral destinada a familias y niños... y nos habíamos metido de lleno en la exposición de la Companyia Guixot de 8, que presentaba allí su colección de artilugios extraños y divertidos obra de la imaginación del artista-artesano-creador Joan Rovira, quien transforma chatarra y desechos industriales en emocionantes y fascinantes juegos para niños, como un altísimo e interminable correbolas lleno de carriles y saltos que no se acaban nunca fabricado a base de llantas, cuadros y canalones...
...un simulador de la destreza manual del equilibrio, construído con un asiento de parada de bus, una paellera y los restos de los niveles tóricos de un teodolito...

...o una especie de caleidoscopio invesor, muy atrayente, construído con los restos de un estereoscopio del periodo pre-cámbrico...
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Nos hubiera encantado probar los 140 cacharros de la muestra... pero habíamos venido a correr por la montaña... y así, seguimos nuestro camino, pasando junto a Can Riera, en donde unos orgullosos avestruces y unas simpáticas cabritas enanas no nos quitaron, desconfiados, el ojo...

Antes de bajar hacia el Rierol de la Molinera pudimos observar el esplendor de los campales de Sant Mateu, con la ermita arriba del todo, entre los árboles de la cima...

Y un poco más abajo, la perspectiva de casi toda la Serralada Litoral, con el Coll de Can Buquet, y más allá, el Castell de Burriac, y detrás, el Corredor y el Montnegre... y a la derecha... el mar...
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Tras bajar por medio del bosque, a través de un zigzagueante y fresco camino, pudimos llegar a la Font de la Molinera, vestigio del dominio agrícola de Vilassar de Dalt en las tierras de la vertiente norte de la Serra de Marina...
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Continuando el camino, ya de vuelta, pasamos por el paraje conocido como "el Vietnam", una auténtica selva, por donde Mª Angeles se afanaba para no quedarse demasiado atrás. Ella está haciendo un enorme esfuerzo saliendo a entrenar cuando puede con el resto del grupo... su sueño es ponerse a punto y participar en la Travessa Matagalls-Montserrat, de 83 kms de recorrido, que tendrá lugar el próximo mes de Septiembre...
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Entre tanto, yo continuaba por el bosque y de repente mil pensamientos me vinieron en mente, el éxito de Karli en la Travessa Tordera-Mataró del día anterior, el Half Challenge de Calella, 1/2 Ironman, en el que estaba participando Ferran Vila (quien por fín podrá cumplir el sueño de su vida vistiéndose de torero), la Cursa Popular de Vilafranca, en la que debutaba Mari·Carme y en la que también participaban Joan Josep y Gemma, los deberes de fin de semana que tenía que hacer Clàudia, el perfilado de los objetivos de montaña para el verano, el reencuentro que tanto deseo con los amigos del kayak de mar, la pre-organización de la semana de cara al trabajo en la obra, la inminente devolución de la declaración de la renta... pero enseguida todo en el bosque me llamaba poderosamente la atención... como este enorme hongo...

Después de 3h y 25m llegamos de vuelta a casa, en donde disfrutamos reponiendo a nuestro organismo con agua y azúcar en forma de una roja, suculenta y dulce sandía cultivada en Pulpí...

18 de mayo de 2009

Ultradistancia: Travessa del Montseny.

Sonó el despertador a las 02:15, hora en la que aún estaban despiertos en casa con la decepción, un año más, del Festival de Eurovisión, y en la calle aún resonaban los ecos de los cohetes y petardos de los seguidores del F.C. Barcelona celebrando el campeonato.

A las 03:00 había quedado con los compañeros de mi club de atletismo y un taxi que nos debía llevar a Aiguafreda... llegaba tarde y al pasar por la plaza de Vilassar de Dalt los habitantes de la noche barcelonista me miraron con asombro y quizás burla, seguramente pensando a dónde iría ese pirado corriendo, con patalón corto y mochila... ¡si lo supieran!...

Una vez en Aiguafreda y con una hora de anticipo a la salida prevista para las 05:00 comenzamos a comentar las estrategias, recordar las experiencias de otras ediciones y ultimar los preparativos habituales, pero con la novedad esta vez de comprobar el buen funcionamiento de los frontales led y de dejar la mochila de hidratación lista y las barritas energéticas a mano para afrontar la primera prueba de ultrafondo de esta temporada: la Travessa del Montseny, prueba de carácter no competitivo (en la teoría), de 45,8 kms de recorrido, 2.200 m de desnivel acumulado en subidas y una gran dificultad técnica en el tramo de ascensión al Cim de les Agudes (1.707m.)

De color naranja, el recorrido de la Travessa del Montseny, entre Aiguafreda y Gualba.
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El perfil de la Travessa.
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04:30 h. Paco (4º en la edición de 2.007) y yo: todo a punto ya para la salida.
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Paco, Karli, yo, Xavi (con unas extrañas orejas radiactivas) y Diego, minutos antes de comenzar la prueba en el Porxo d'Aiguafreda.

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Nos posicionamos bien en la salida, control 1, entre los 600 participantes, pasamos nuestras tarjetas de ruta por el lector de barras y comenzamos a correr para pasar por el estrecho puente del Avencó antes de que se formase tapón... y empezar a subir... 743 m de desnivel hasta Tagamanent, a través de estrechos y rocosos senderos, dentro del bosque... sin tregua, para poder llegar antes del colapso que se suele formar para subir y bajar al castillo.
La noche estaba en calma, la experiencia de correr con los frontales, escuchando los sonidos del bosque y oliendo los aromas de las flores nocturnas es única. A medida que avanzábamos nos íbamos quedando más solos... hasta que al llegar al Coll de Sant Martí vimos corredores que ya bajaban de sellar en la ermita, control 2, control con regalo: unas espectaculares vistas hacia el área de Barcelona, con una galaxia de luces interminable allá abajo, justo en el momento que comenzaba a clarear el día.

Nos despedimos de Sant Martí para afrontar el tramo del Pla de la Calma donde poco a poco, entre repecho y repecho, iba amaneciendo y en donde aprovechamos todo lo posible para correr, estableciendo las primeras referencias visuales válidas con otros corredores.

06:00 h. Dejábamos atrás la silueta del Turó de Tagamanent, y detrás mío, entre las sombras y los reflectantes, Karli, Xavi, Paco y Diego.

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Pla de la Calma: la noche dejaba paso a las primeras luces del día mostrando la silueta erguida del Matagalls, que ya nos esperaba.
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Y un poco más adelante, los primeros rayos de sol, allá por el Coll de Sant Marçal, entre el Matagalls (izquierda) y el picacho de les Agudes (derecha)... en medio de un paisaje verde y sereno.
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Muy cerca del control 3, ubicado en el paraje del Café, un tranquilo rebaño de ovejas apacentando al salir el sol. El ambiente fresco invitaba a seguir corriendo.
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Una vez llegamos a Collformic, control 4 y avituallamiento, se acabó la calma del Pla de la Calma: mientras Karli y yo disfrutábamos de unas galletas y chocolate negro los demás compañeros comenzaron la subida de 550 m de desnivel al Matagalls... y cuando nos dimos cuenta nos quedamos solos... pero cometimos el error de marchar rápidamente tras ellos... con el tubo digestivo aún lleno de comida... subiendo por una fuerte pendiente... sin casi poder respirar... ahogados...
Pasado 1 km me pude ir recuperando y comencé a recortar distancias con mi grupo... hasta que les dí alcance en la pedregosa y empinada subida del Turó Gros (1.546 m)... y desde donde pude seguir subiendo intentando seguir los pasos de Paco que ya se había distanciado pero que nos esperó en la redondeada cumbre del Matagalls (1.697 m).

Vista atrás desde el Turó Gros: mis compañeros se afanaban para subir, varias decenas de metros más abajo.
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Matagalls (1.697 m.), control 5, pasando mi tarjeta de ruta por el lector de códigos de barras.
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Ahora comenzaba un tramo de fuerte y técnica bajada pasando por el precioso Coll de Pregon... había que aprovechar para recuperar tiempo y me lancé por el sendero que baja a lo largo del fosforescente hayedo de Sesportadores, bajada en la que Karli empezó a dar malas señales.
El hayedo de Sesportadores: la luz entra tamizada y un silencio extremo se impone a nuestro paso.
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En el Coll de Sant Marçal intentamos hacer reagrupamiento, pero Karli no llegaba y se quedó Paco a esperarlo. El resto, Xavi, Diego y yo, nos dirigimos hacia el control 6 y el avituallamiento, justo al pie de la ascensión a les Agudes.

Les Agudes, antes de llegar al control 6.
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Aquí teníamos por delante el tramo más duro de la prueba, 613 m. de desnivel en una subida de verdadero vértigo y gran dificultad... y sólo llevabamos 23 kms recorridos...

La ascensión a les Agudes atraviesa una zona intermedia demoledora que se caracteriza por un conjunto de montañitas rocosas sucesivas, que hay que subir y bajar, els Castellets, que parecen una barrera que te impida afrontar el enorme risco que siempre queda detrás y encima.
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Primeros tramos en els Castellets, en los que hay que subir trepando... para volver a bajar...
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Tras el paso por uno de los primeros riscos afrontábamos el siguiente... y después el otro... y detrás el Cim de les Agudes...
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Vista atrás al els Castellets, con la sensación de subir y bajar estúpidamente en un cruel desgaste por las crestas de estas estribaciones de les Agudes, pero al menos con la satisfacción de ver cómo el paisaje se abría detrás nuestro.
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Al otro lado del valle se alzaba, ya lejano en nuestro paso, el Matagalls y los hayedos que se desparraman en sus laderas y que hacía poco habíamos bajado.
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Pero no había que perder la concentración con tantas contemplaciones paisajísticas porque venían las mayores dificultades. Sintiéndome con energía, fuerza y ganas me vi dirigiendo la subida de un grupo de unos 8 corredores, siguiendo las pistas de las marcas en las rocas, con un ojo en las manos y otro en los pies, con tramos en los que había que trepar con seguridad y sin miedo al vacío que quedaba a nuestras espaldas, metro a metro, sin prisa y sin pausa... hasta llegar a las pedreras que anunciaban el principio del fin y la llegada al alto de Collsacarbassa.
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Xavi (buff rojo) y otros corredores siguen el paso que yo iba abriendo siguiendo las marcas de las rocas, en tramos de gran dureza y dificultad en los que las manos jugaban el papel más destacado...
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Por fín, Collsacarbassa, aprovechando para sacudir los calcetines y quitar piedras y hojas.
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En Collsacarbassa había que retomar una nueva subida, ya sin peligro, hasta el Cim de les Agudes en donde debíamos sellar en el control 7 y en donde nos reencontramos con Paco, que se había quedado abajo esperando a Karli... y allí le dejó, porque hubo de abandonar ante el enorme malestar en el que se encontraba. Lo sentí mucho... su presencia en este ultratrail me había motivado muchísimo y quería compartir con él todas las vivencias de la prueba. Seguro que pronto podemos intentarlo de nuevo juntos...

Cim de les Agudes (1.706 m.), y detrás la Fageda Gran de Santa Fe.

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Y había que seguir... en dirección al Turó de l'Home, a sólo 2 kms de distancia, cresteando por Collsacarbassa y Coll Sesbasses; estaba en el km 28, faltaban todavía 18 y me veía fuerte y capaz de hacer una buena bajada a Gualba, dejando poco a poco atrás a mis compañeros.

Vista atrás a les Agudes y a la cresta que me condujo hasta el Turó de l'Home.
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En el Turó de l'Home (1.706 m.), puesto de control 8, me llevé la sorpresa de coincidir con la 1ª mujer en carrera. Entonces me dí cuenta de que debía ir bastante bien clasificado y viendo la hora que era y analizando el perfil que me quedaba, 16 kms y 1.524 m de desnivel en bajada, me planteé la posibilidad de hacer récord en esta prueba en la que tenía una marca de 7h y 51 m.

Tras fichar en el Turó de l'Home... tenía que intentar hacer mi récord...
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.Y así me fui por los senderos que se precipitan al lago de Santa Fé, en medio de la Fageda Gran... adelanté a algún que otro corredor con síntomas de agotamiento y colapso en los cuádriceps por la dura bajada... pero mira por dónde oigo un ruido de hojarasca entre el silencio ahogado del bosque... y veo bajar a un hombre acortando por las laderas cubiertas de hojas y ramas con una camiseta naranja como la mía... era Paco.
Y así siguió... él por la ladera abajo, lanzado... y yo sin querer arriesgar siguiendo los senderos en zigzag hasta llegar al control 9, situado justo antes de llegar al lago de Santa Fé.

Allí estaba Karli, trasladado por un coche de la organización, y tras charlar con él brevemente y ver que ya se encontraba mejor, me quité el cortavientos ante la bajada en altitud y la subida lógica de la temperatura... y apareció Xavi, con quien pude recorrer un tramo hasta llegar a orillas del lago, pero desistió a seguir mis pasos y se quedó atrás en un momento en el que mis piernas aún aguantaban bien, teniendo buenas sensaciones en general y agradeciendo el precioso paisaje que se abría a mis ojos al recorrer las orillas del Estany de Santa Fé.

Estany de Santa Fé, alivio psicológico en el tramo final de carrera. Les Agudes arriba, siempre visibles y vigilantes de todo cuanto sucede.
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El último tramo de carrera es , año tras año, el peor señalizado de todos y por ello el ideal para perderse: un enorme, largo y negro barrizal en bajada invita a alejarse de él... tremendo error... él lleva la dirección exacta. La experiencia es un grado... y aquí me sirvió de algo. No dudé ni un instante y puse en el barro a prueba la capacidad de evacuación de mis Asics Trabuco con resultado muy satisfactorio, enseguida tuve mis pies secos.
Sin solución de continuidad fui bajando por caminos y senderos, dejando los frescos hayedos de Santa Fé que daban paso, de repente, a una vegetación más mediterránea y seca, hasta llegar a la famosa tubería de hierro, antigua canalización junto a la discurre el camino... y en donde tropecé con una raíz que me hizo clavar fulminantemente los codos y las rodillas en el suelo.
Llevaba kms corriendo completamente sólo y mis gritos no los debió oir nadie, gritos propiciados por el tirón que me dieron todos los músculos de las piernas a la vez al tocar suelo. Me brotó sangre de la rodilla izquierda pero pensé que lo mejor sería seguir antes de que el golpe enfriase... y así lo hice, alentado por las cifras que leía en mi reloj, viendo que podía hacer un buen registro.
Por fín pude salir de un bosque mediterráneo muy bajo y espinoso, y tupido, con enganchones contínuos en la ropa y en la piel, pero nada importaba... enseguida ví el camino de la mina de Gualba y comencé a escuchar el estruendo de la cascada del Gorg Negre... ya estaba cerca el final...

La cascada del Gorg Negre, poco antes de llegar a Gualba.

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En los últimos 2 kms, ya por pistas, aumenté el ritmo pero comenzó a dolerme todo el cuerpo así que me dejé llevar por las sensaciones hasta entrar en las calles de Gualba y llegar orgulloso con mi tarjeta de ruta al control 10 y último, en donde me comunicaron que entraba en el puesto 42 de los 600 participantes, 500 llegados, habiendo mejorado mi marca en esta Travessa del Montseny en casi 30 minutos, consiguiendo hacer un tiempo total de 7 horas y 23 minutos.

Edición 2.006: 8h 8m
Edición 2.007: 7h 51m
Edición 2.009. 7h 23m

Con Paco, nada más llegar a la meta de Gualba.
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Entre Diego y Paco, después de refrescarnos, cambiarnos de ropa y haber disfrutado de una buena butifarra en pan con tomate... la ultradistancia bien lo merecía...
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Me da la sensación de que mi rendimiento mejora mucho en las pruebas de ultrafondo por montaña, lo comprobé hace 2 años y ahora parece que se repite. Ello me anima a afrontar nuevas propuestas... la subida al Tourmalet... la Núria-Queralt... la Carros de Foc... la Matagalls- Montserrat... quién sabe...
El tiempo lo dirá, pero quizás esta Travessa del Montseny haya sido la mejor carrera que he hecho en mi vida... tendré endorfinas circulando por mi cuerpo durante días...

10 de mayo de 2009

Aperitivo

Boquerones en vinagre... mejillones con romesco... almendras saladas... aceitunas... ó un par de subiditas al Matagalls...

Después de la semana tan convulsa vivida en la blogosfera y a una semana vista de la Travessa del Montseny hemos planeado hacernos un aperitivo de ese trail de 46 kms... y así, junto con Xavi, Diego y Karli, me he acercado hasta Collformic, en pleno Macizo del Montseny, para hacer un entrenamiento in situ bastante técnico, de 18 kms de recorrido y 1.200 m de desnivel positivo acumulado, subiendo al Matagalls (1.697 m), para bajar después hasta Sant Marçal de Montseny y volver a Collformic por el mismo camino, completándolo al final en un tiempo de 2h 38m.
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En amarillo, recorrido realizado en ida y vuelta.

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Xavi, Diego, Karli y yo a las 8:15 en Collformic con toda la equipación a punto para el entrenamiento.

El tramo forma parte del recorrido del trail de la próxima semana y se inicia con la ascensión al Matagalls por la Carena dels Roures, a través de los senderos del ganado, pasando por zonas muy rocosas y de gran pendiente, por medio de los hiniestares, por dos pequeños y bonitos tramos entre prados y por una subida final muy pedregosa hasta la redondeada cima que da la sensación de no acabarse nunca.

Entre los hiniestares nos topamos con unas apacibles vacas que observaban con curiosidad nuestro paso .

.Los últimos 100 m de la ascensión, sobre roca viva, hacia una cima muy redondeada que dejaba ver poco a poco la Creu del Matagalls y algún visitante más madrugador que nosotros.


En la cima, a 1.697 m de altitud, hacía un viento muy fuerte que no invitaba a permanecer allí y disfrutar de las vistas que se ofrecen, incluídos los Pirineos, espectaculares y llenos de nieve desde Port del Comte hasta el Canigó, así que continuamos en nuestro camino para bajar a Sant Marçal.


Junto a Karli, Diego y Xavi, a los pies de la Creu del Matagalls.


La bajada a Sant Marçal es espectacular, primero por un tramo pedregoso y técnico para adentrarse luego en frescos, sombríos y silenciosos hayedos por los que es posible hacer un vertiginoso descenso a través de senderos tapados por la hojarasca, casi 700 m de contínua bajada que poco más tarde, y tras hacer un tentempié de barritas energéticas en Sant Marçal, haríamos en sentido contrario practicando una buena subida de regreso a la cima del Matagalls, pasando en ambas ocasiones por el precioso Coll de Pregon (1.532 m), uno de los rincones más bellos que he visto en el Montseny.

Un montañero nos hizo esta foto en el Coll de Pregon.

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En lo alto del Matagalls.

De nuevo en la cima del Matagalls pero con la atmósfera más tranquila, y antes de precipitarnos por las bajadas pedregosas hasta Collformic, pudimos disfrutar brevemente de las vistas: el Pirineo nevado, Viladrau abajo a tiro de piedra, el Cabrerès y la hondonada del Ter cerca de Sau, la Serralada Litoral, detrás de la cual un espectacular mar de nubes tapaba al Mediterráneo, el Vallès, la Plana de Vic...

...Sant Andreu de la Castanya, Collformic y el sinuoso camino del Pla de la Calma...

...y mucho más lejos... Montserrat, a 83 kms, los mismos que tiene el recorrido de otro trail, la Mm (Matagalls-Montserrat), que tendrá lugar en Septiembre. Pero antes, en Julio, tal vez pueda ver mi nombre en la lista de inscritos de la N-Q (Núria-Queralt), que este año posibilita a los participantes a convertirse en cienkilometristas. ¡Viva el ultrafondo!

Y es que el aperitivo de hoy me ha dado un hambre...

4 de mayo de 2009

Puentes

Me gustan los puentes. Hoy día, más que aquellas estructuras utilizadas para atravesar cauces de ríos, carreteras ó vías férreas, hablar de puentes sugiere más la idea de concatenación de días festivos, dadas las condiciones socioculturales en que se desenvuelve la ciudadanía del bienestar actual.


Suele ocurrir que estos días de fiesta encadenados se pasan muy rápido... demasiado. Y otras no... pasan lentamente. En mi caso he de fijarme unos objetivos, unas actividades para que el vector tiempo perdure en los rincones y pliegues de mi cerebro. De lo contrario se me pasan las horas sin solución de continuidad y de repente llega el Domingo por la tarde con la fría y amarga sensación de haber perdido el tiempo.

En este puente de Mayo tenía varias cosas predefinidas y el puente, así, se me ha hecho mucho más largo, por suerte...

El viernes quería descolgar mi kayak del techo del párquing, pero llovía copiosamente por la mañana, no así por la tarde que lucía un sol radiante que invitaba a irse a dar unas paleadas y así saciar la sed de kayak que me venía ahogando desde Diciembre. Eventos y actividades relacionadas con el atletismo dejaron de lado mi pobre kayak amarillo.

Pero los ecos de amigos kayakistas animándome a salir surtieron efecto y pude disfrutar de una preciosa tarde en el mar.

Remé durante más de una hora, pasé junto al puente del ferrocarril en la desembocadura de la Riera de Argentona...

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Desembocadura de la Riera de Argentona.
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.. y luego me dejé llevar por la deriva, hasta los rompientes de Cabrera de Mar, en donde decidí adentrarme en el mar para evitar sustos.
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El Rengle, los rompientes de Cabrera y la Serra de Marina.

La tarde era muy clara, con viento fresco y una atmósfera limpia que permitía contemplar todo el litoral hasta el Puerto de Barcelona, en donde ya destaca la silueta de la nueva estrella del sky line de la Ciudad Condal, el Edificio Vela, del arquitecto Ricardo Bofill, estandarte de la nueva apertura al mar de la ciudad fuera del abrigo del rompeolas, con 26 plantas de altura.
Edificio Vela, construído sobre un espigón dentro del mar.
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A la vuelta pude ver cómo las nubes se concentraban en el Montseny y al adquirir envergadura se dirigían, dejando espectaculares cortinas de agua, hacia Barcelona.

Mataró.
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La llegada al varadero de embarcaciones del Puerto de Mataró coincidió con los últimos rayos de sol antes de ocultarse tras los cúmulos algodonosos.

El varador.
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El sábado me hubiera gustado compartir con algunos amigos interesantes momentos de kayak por la costa de Tarragona, desde Torredembarra a la capital, a lo largo de los dorados acantalidos de la Punta de la Mora, pero ya tenía una cita en Mataró para participar en mi primer cross, el Cross de la Policía Local de Mataró, de 10 kms de recorrido, con un trazado sinuoso y con contínuos desniveles, sobre hierba, todo un lujo que pude compartir con mis compañeros del Club, d'Atletisme de Vilassar de Dalt, Jotaeme, Karli, Jordi y Jaume, y con mi mujer y otros amigos que también se dieron cita en esta bonita mañana de sábado: Mónica, Siscu, Gemma, Òscar Font, Joan Josep, Mari-Carme y Eva Fontecha.

Los participantes en el cross: Joan Josep, Karli, Fran, Gemma, Jotaeme, Jordi y Jaume.
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Con un ritmo promedio de 4m 59s pude completar este primer cross, en 49m 50s, en el puesto 200 de 261 llegados, con muy buenas sensaciones, mimado en todo momento con los ánimos de los amigos y disfrutando en definitiva de una bonita carrera frente al azul del mar y unas vistas panorámicas envidiables.

Uno de los pasos frente a la línea de meta.
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Para celebrarlo nos fuimos a una masía cercana a reponer fuerzas, comentar el cross y las estrategias, las anécdotas del pasado, los proyectos del futuro y lo más destacado de la actualidad reinante en la blogosfera atlética.

Celebrando, Mª Angeles, Fran, Jotaeme, Mònica, Karli, Gemma, Òscar Font, Mari- Carme y Joan Josep.
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Y el tercer día de este puente tocaba entrenar, después del cross del sábado, asumible como entreno de calidad-fartlek-cuestas de cara a la Travessa del Montseny del día 17 de Mayo, tirada larga en la matinal del domingo, con 2h 45m, 23 kms de recorrido y 1.050 m de desnivel positivo acumulado, realizados junto a Paco del Moral por la Serra de Marina, los dos solos (claro, el resto aún estarían embriagados por la orgía de goles y juego del Barcelona en Madrid), buscando todas las cuestas posibles, de Vilassar de Dalt a la Roca d'en Toni, bajada a la Creu para luego subir a Sant Mateu, bajada a Teià y subida de nuevo a Sant Mateu y bajada a Vallromanes para terminar de nuevo subiendo a la Roca d'en Toni y vover a bajar a Vilassar de Dalt, contemplando mientras tanto las increíbles vistas de todo el área de Barcelona, de nuevo con la silueta recortada del Edificio Vela y la de las torres Agbar y de la Vila Olímpica, el característico trazado ortogonal de las calles del Eixample ó el Delta del Llobregat, detrás de Montjuïc , y escuchando el refrescante sonido de las aguas del Torrent d'en Cuquet al bajar hacia Vallromanes... un placer para los sentidos...

Increíble prado en el Coll de Gallemí, junto a Sant Mateu, a 480 m de altitud, desde donde se divisa toda la belleza de Barcelona entera, el Delta del Llobregat y hasta el Macizo de Garraf.