22 de noviembre de 2010

Descenso otoñal del Ebro: un rio lleno de vida.

Un deseo, una ilusión, una estación -el otoño-, un río, árboles, pájaros, peces... gente...
Gente dispuesta a recorrer centenares de kilómetros para compartir todo eso por unas escasas horas. Ver cómo día a día esa ilusión aumentaba en número, cómo decenas de personas se disponían a sumarse, una tras otra, a ese deseo de sentirse dentro del río, y cómo la llamada a ir a él se contagiaba... sin saber cómo... sin saber por qué...
Por tercer año consecutivo el 3er domingo de Noviembre, estadísticamente el menos lluvioso de todo el otoño, congregó a un buen número de kayakistas para realizar el descenso de 30 kms entre García y Benifallet. Esta vez se desbordaron todas las previsiones y entre 90 y 100 personas nos dimos cita allí.
Gracias al esfuerzo de todos por venir, pero especialmente al de Lluís ·Blauet· que hizo lo posible para que todo fuera más fácil para todos, conseguimos disfrutar de un día maravilloso de kayak, con niebla al llegar al embarcadero de García, con un ligero chubasco ya dentro del agua antes de llegar a Móra d'Ebre, con nubes que corrían rápidas sobre nuestras cabezas... y un sol que poco a poco fue dominando el horizonte gracias a que el viento poco a poco fue limpiando la atmósfera, hasta que se dejó notar, como no puede ser de otra manera en las tierras del Ebro... hasta la llegada de un atardecer que mostraba cómo las nubes se agarraban con ganas en las cimas de Caro...
Y muchos amigos... no los puedo nombrar a todos... pero me hizo mucha ilusión volver a encontrarme con ellos, algunos desde hacía tiempo que no los veía... y a otros tuve la suerte de poder conocerlos en persona este día...
En mi mente se guardarán por un tiempo muchas imágenes de esta fenomenal jornada de kayak en la que una vez más se demostró el maravilloso corporativismo, buen ambiente y solidaridad que suele reinar en estas ocasiones en que se comparten paladas. Éstas son un buen ejemplo:
.

Este año contamos con el lujo de un autobús que facilitaba, mucho, la logística del traslado de conductores. Sirvió también para saludar a los primeros amigos conocidos... y desconocidos... charlando con ellos durante los 30 minutos de viaje.
.
Preparativos en el embarcadero de García con Carlos y María , que vino a ver cómo su papá se iba a bautizar como kayakista.
.
Tortuguita: Mari Carme es un encanto de persona que tuve la suerte de conocer en vivo este día.
.
Lluís ·Blauet· dirigiéndose a los asistentes que, impacientes y deseosos, ya estaban sintiendo el fluir de las aguas.
.
Carme Adell. La tarde anterior estaba dando una conferencia en Málaga: No hace falta decir nada más...
.
Terminando de saludar a los palistas.
.
Dani y Joan Sugrañes. Como buenos hermanos compartieron un K-2.
.
Y por fín llegó el momento de meterme en el agua. Fue un placer inmenso...
.
Carlos se dirige hacia el puente del ferrocarril.
.
Y comenzaba a llover. Las gotas formaban multitud de circulitos sobre la lisa superficie del agua, ropiendo de esa manera los reflejos de las riberas otoñales.
.
Un pequeño paraíso. De la casita colgada sobre el río, con unas sencillas butacas en el balcón, salen sensaciones de relax y sosiego...
.
Tras cesar la lluvia llegamos a Móra d'Ebre.
.
A punto de pasar bajo el Pont de Móra, sobre el cual esperaban las familias de algunos kayakistas.
.
Gemma hizo esta maravillosa foto, armonía de multitud de kayaks y de Móra con un río jalonado por unas riberas de color amarillo.
.
Paleando con Carlos al pasar bajo el puente.
.
Mi kayak, como la hoja de un sauce que arrastra la cooriente.
.
Dani y Joan Sugrañes... en sus caras se veía que disfrutaban de lo lindo...
.
Alguien me hizo esta foto bajando hacia Benissanet.
.
Las orillas mostraban que el otoño no es triste en absoluto.
.
Koda, con su maravillosa canoa de madera que él mismo se construyó. El viento, con algunas ráfagas fuertes, no le ayudó. Pero sus brazos pudieron más...
.
Por momentos el Ebro quiere jugar a ser bravo.
.
Ramón Inua remando contracorriente, logrando surfear de manera indefinida sobre la ola de un rápido cerca de Benissanet.
.
Martín hace lo propio aguas abajo, en el punto donde más olas se levantan.
.
En el remanso siguiente hay quien descansa brevemente al abrigo de una cueva.
.
El cielo se volvía más azul, las riberas más amarillas y los reflejos plateaban la atmósfera a ran de agua.
.
En el meandro de Benissanet el viento avisaba a navegantes...
.
Toni Capitanremo, con su pala de madera, charleta agradable antes de llegar a Miravet.
.
El castillo de los templarios de Miravet apareció por encima de las copas de los árboles, aliviando la ansiedad de los que iban cansados... o hambrientos...
.
Toni me hizo esta foto con el castillo al fondo.
.
Llegada de los kayakistas al arenal de Miravet, lugar donde desembarcaríamos para ir a compartir una fenomenal paella preparada por Mariola, otra de las gestiones llevadas a cabo por Lluís·Blauet·.
.
Entre los kayaks varados. Yo te hago la foto a tí...
.
... y tú a mí...
.
Impagable ambiente de germanor entre los asistentes a la comida, con la barretina de Carlus Vila presidiendo la mesa.
.
Lluís·Blauet·, el Caballero del Ebro, agradeciendo la asistencia de todos con un poema "medio prestado medio inventado" sobre el río y sobre el kayak...
.
Tras la suculenta comida de vuelta a navegar... sin prisas pero sin pausa... quedaban pocas horas de sol...
.
Los remolinos... y el molino... de Miravet.
.
Dando media vuelta para contemplar otra vista de Miravet.
.
La tarde caía y el sol cegaba nuestra vista reflejándose sin remedio en el agua.
.
Entrando en el viejo molino árabe.
.
El sol, y el reflejo de éste en el agua, le daban a las paredes de piedra del viejo molino una enorme vida.
.
Muchos quisieron pasar bajo sus piedras...
.
...sintiéndolas, tocándolas... están ahí, escondidas entre las cañas...
.
La tarde caía y las abigarradas nubes que se agarraban en la cumbre de Caro ocultaban definitivamente el sol mientras los palistas iban llegando sin solución de continuidad al embarcadero de Benifallet.
.
Cerrando el descenso, con Lluís·Blauet., Mari Carme, Toni... y la preciosa canoa de Koda.
.
El último desembarco. Las aguas te llevan a tu destino. El río te transporta, el viento se lo impide. Es el juego en las tierras del Ebro. Pero tú sales ganando, con cientos de imágenes en la mente, seguro de que valió la pena todo, por el placer de remar, por la fluidez de las aguas, por la maravillosa otoñada de las riberas, por las montañas que se desploman sobre el río... y por la gente, por compartir con ellos uno de los mejores días del otoño.
.
Recoger los barcos supone el adiós... un adiós rápido y frío, porque se viene la noche y todos piensan en regresar, algunos tienen un largo camino por delante... Zaragoza, Castellón, Madrid, Valencia, Andorra, Alicante, Girona...
Decenas de automóviles cargados con kayaks que se van alejando radialmente por las carreteras, quien sabe si el año que viene volverán a darle aún más vida a la otoñada en el gran río...
.