17 de septiembre de 2013

Navegando en las entrañas de la Tierra: Congost de Mont-rebei


Las aguas del río Noguera-Ribagorçana se embalsan indefinidamente en uno de los pantanos más grandes de la cuenca del Ebro, Canelles. A ambas orillas se extienden territorios de Aragón, por la margen derecha, y de Catalunya por la izquierda.
Después de 2 años seguidos navegando por otros sectores del pantano, éste se presentaba con un nivel aceptable de las aguas, 57% de su capacidad. Ese dato indica la posibilidad de remontar la cola principal  del embalse y adentrarse en las entrañas mismas de la tierra a través del Congost de Mont-rebei, que con sus más de 700 mts. de caída es uno de los desfiladeros más profundos de Europa.
Cerca de 30 personas convocadas desde el foro kayakdemar.org nos dimos cita por 3er año para compartir la experiencia, paleadas y conversaciones, revivir encuentros entre amigos y disfrutar de un día soleado pero fresco de finales de verano.
La naturaleza brutal de esta fractura que corta el Montsec como un hachazo impresiona y minimiza a cualquier ser humano a medida que nos vamos aproximando...

Kayaks varados en el embarcadero de Corçà a primera hora de la mañana.
La va'a de Manel Martín, un prodigio de la ingeniería naval y de la tradición polinésica.
La va'a deManel Martín en la misma orilla del pantano.
Diligente al embarcar, deseando comenzar la remada. Foto de Carme Campoy.
Al comenzar el día la atmósfera estaba en calma y las colinas de Fet, del lado aragonés, se reflejaban en el espejo de las cristalinas aguas de Canelles.
Primeras paleadas para calentar, esperando al resto de compañeros participantes.
Cerca de 30 personas nos dimos cita en Corçà. El embarcadero formaba una península en las aguas del pantano.
Manel Martín evoluciona potente y orgulloso de su va'a de competición.
Así me ven los siluros: mi kayak y yo desde dentro del agua.
El grupo dirigiéndose a Montfalcó.
Las crestas de Santa Quiteria y la Pertusa a ambos lados del pantano.
Cresta de la Pertusa.
El sol se oculta tras la cresta de la Pertusa al paso de Francesc Sánchez.
Pasando delante de la Pertusa. Foto de Montse Bertrán.
Con Joan Ballart y Loli Roldán, dirigiéndonos al Congost del Seguer. Al fondo comienza a verse la enorme brecha de Mont-rebei.
Ana Bianca palea a placer, la mañana era muy agradable.
Montse Bertrán dirigiéndose al Congost del Seguer.
El Congost del Seguer, y detrás el de Mont-rebei.
La Cinglera de Montalt, el Congost del Seguer, y detrás, la brecha gigante del Congost de Mont-rebei.
Congost del Seguer.
Bajo la bauma de la Cinglera de Montalt.
La bauma de la Cinglera de Montalt.
Pasando bajo la Cinglera de Montalt. Foto de Montse Bertrán.
Reencuentro con Carme Campoy, quien se trajo a Núria Duch. Trio de corredores y ultrafondistas.
El Congost del Seguer aparece minúsculo en comparación con el de Mont-rebei, que queda detrás.
Paleando hacia el Congost del Seguer.
PilarAlonso y Sergi me siguen en el Congost del Seguer.
Francesc se aproxima al reagrupamiento del Seguer.
Montsec de l'Estall  y Montsec d'Ares, separados por la fractura de Mont-rebei. Más de 700 mts de desnivel desde las cumbres hasta el nivel del pantano configuran uno de los desfiladeros más profundos de Europa.
Remos en alto en el reagrupamiento fotográfico del Congost del Seguer.
El sol se cuela por el curioso agujero existente en la Agulla del Forat.
Las sombras se cierran al adentrarnos en el desfiladero.
Adentrándome en el desfiladero. Foto de Jordi Curià.
La magnitud de ambos colosos desborda las proporciones de nuestros esquemas mentales.
Las paredes del Montsec, formadas entre 80 y 20 millones de años atrás y seccionadas por los enormes caudales de agua de las últimas 4 glaciaciones.
Vista arriba de las altísimas paredes a ambos lados del Congost de Mont-rebei.
No somos nadie. No, aquí abajo sólo somos seres insignificantes flotando en el agua, en el fondo de uno de los desfiladeros más profundos de Europa.
Dentro del desfiladero existe una gran cavidad llamada la Cova de les Gralles, habitualmente frecuentada por escaladores.
El color del agua se tornaba blanquecino y la temperatura era mucho más baja por la influencia de la cercana desembocadura del rio.
La sorpresa del día: una gran mancha flotante de restos orgánicos vegetales. El viento del sur y la corriente de agua procedente del norte, junto con la estrechez del desfiladero, propiciaron que se acumulasen toneladas de restos vegetales de todos los tamaños, formándose un tapón superficial difícil de superar.
Durante unos 100 mts. tuvimos que deslizarnos sobre esta gruesa y densa capa de restos vegetales.
Una vez superado el tapón comenzamos a ver los horizontes al norte de Mont-rebei, como el castillo de Chiriveta, indicador de la llegada a la cuenca abierta de Alsamora.
Francesc Sánchez me sigue tras pasar el Portell del Congost, taponado por la masa vegetal flotante.
Las aguas aquí eran frías y blanquecinas. En los Altimiris daríamos media vuelta por la llegada palpable de la corriente del río.
Joan Ballart y el resto del grupo dando la vuelta en los Altimiris.
Ricardo Rodríguez de vuelta en los Altimiris.
Jordi Curià, perfecto anfitrión, como siempre, para todos los que nos dimos cita en Canelles.
De regreso a Corçà, enfilando el Congost de Mont-rebei desde el norte, con la silueta de La Cara de la Dona en el horizonte.
De nuevo en el Portell del Congost, para atravesar toda la masa vegetal flotante.
Algunos se quedaban atascados en el intento. Las líneas de las paredes buscaban una ancestral convergencia rota por la violenta brecha del desfiladero.
En el centro del desfiladero la corriente de aire era intensa.
Las enormes paredes de Mont-rebei y las diminutas siluetas de los kayakistas.
Perspectivas imposibles por la enormidad de la brecha.
Enfilando rumbo sur a lo largo del pantano. Las ráfagas de viento encajonado dificultaban mucho la remada.
Llegando al puente colgante del Congost del Seguer.
Impresionado por la grandeza del Congost de Mont-rebei, a mis espaldas.
De vuelta, otra vez las crestas de la Pertusa y de Santa Quiteria, a ambos lados del pantano.
La pequeña colina de Fet anuncia la llegada a la cuenca abierta de Corçà.
Las colinas de Fet, del lado oscense.
La Serra de Millà y de Savinós, y en medio, el Congost de Fet, escenario de aventuras kayakeras los años anteriores.
Regresando al embarcadero de Corçà.
El itinerario seguido a lo largo del Embalse de Canelles desde el embarcadero de Corçà.
Tras la remada nos dimos un baño reconfortante en las aguas de Canelles.
Y tras el baño la comida de hermandad en el restaurante de Sisco, en Corçà, donde disfrutamos de suculentos platos locales y de la compañía y la conversación con nuevos y viejos amigos forjados a lo largo de muchas aventuras kayakis.

6 comentarios:

  1. Precios Fran!!!

    Fantastica experiencia y gracies per compartir-ho en el teu blog d'una manera tan ben detallada. Ets com una encyclopedia, coneixes totes les pedres, parets, cims, montanyes, valls ... un privilegi esta entre els teus amics.

    La nostre terra es proporciona infinitats de llocs preciosos per disfrutar de la natura, res enveja d'altres indrets.

    Nuria

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    1. Molt cert, Núria. Tenim a l'abast molts indrets amagats, ò no tant, esperant-nos per oferir-nos grans i petites sorpreses per gaudir de la vida. Un petó.

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  2. impresionante . fran izquierdo, eres grande. un abrazo




    Manuel Martin

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  3. Magnífic reportatge. Esperem poguer coincidir un dia i si més no, quan altres factors millorin Ptiroco i Valkyria junts a l'aventura. Gràcies pel track. Un petonàs!

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    1. Us trobem a faltar. Aviam si els factors són favorables i ens trobem a l'Ebre navegant! Un petó!

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