Ciudadanos protegidos

Mira que Carlitros me lo advirtió... "...espero que te vaya bien... pero el fín de semana amenaza lluvias...". No sé si en el Maratón de Madrid él se habrá encontrado con la lluvia, pero lo que es en Olivella, precioso pueblo ubicado en el Parc Natural del Garraf, ha caído la mundial, ha llovido a mares, han caído chuzos de punta y también el diluvio universal, y justo desde media hora antes de la salida.

Con todo ello, lo que debería haber sido una agradable carrera de montaña por medio de bosques y a través de caminos y senderos sinuosos en este idílico y suave paisaje...

Olivella.

... se debió convertir en una auténtica batalla contra la naturaleza, el viento, los truenos, el aguacero, el barro, los regatos desbocados y las rieras exhibiendo su régimen torrencial.

Ante estas calamidades algunos corredores y corredoras mostraban diferente estado de ánimo...

...los que por una parte optaban desconsolada y libremente a no tomar la salida y los que por otra parte, aún más excitados si cabe ante tantas adversidades, estábamos dispuestos a participar igual de libres.
Pero seguramente se debieron recibir instrucciones precisas de las autoridades locales, provinciales, autonómicas, nacionales e internacionales, así como peticiones del Arzobispado, del Parlamento de Estrasburgo, del Fondo Monetario Internacional e incluso de centenares de ONG's para suspender la Cursa de Fons del Margalló ante la certeza de que pudiese ocasionarse un auténtico desastre humanitario y así proteger a los ciudadanos.
Y es que, cuando estaba a punto de dejar mi bolsa en guardarropía ya preparado para la salida, apareció el amigo Búfal Voraç explicando que la carrera había sido suspendida.
Así que a cambiarse, recoger todo y despedirse de los amigos que también estaban allí, Gemma, Òscar Font y Joan Josep.
Después de ir a buscar la bolsa del obsequio y el coche, volvimos de camino a casa, dejando una bucólica y lluviosa estampa de la frustrada línea de meta...

... esperando que a Carlitros le fuese mejor en Mapoma, y a mis compañeros de Club en la Cursa del Circuit de Catalunya ó en la Cursa d'Orientació de Vilassar de Dalt.
Y seguro que fue así, porque nada más abandonar aquellos bosques la atmósfera se limpió de nubes, apareció un claro y azul Mediterráneo y un cálido sol que, minutos más tarde, nos invitó a hacer el aperitivo en la terraza de casa, aceitunas, patatas fritas, jamón de Teruel y una copa de vino del Roussillon... para olvidar las penas... y el remojón.