Amigo entrañable

Esta última semana continué saliendo cada tarde a caminar con mi mujer, y con nuestros bastones, por los caminos que conducen de Vilassar de Dalt hasta un lugar llamado Plaça Biscaia, que es el cruce del camino de Vilanova del Vallès a Òrrius con el GR-92. Una tarde encontramos subiendo a las otras chicas del Club: Mª Antònia, Elena y Dolors. La suma de los 4 días supuso un total de 42 kms recorridos (bonita cifra), en 8 h. y 24 min., con un desnivel positivo acumulado de 1.540 m.



Pero esta tarde estuve en Montjuïc, y me encontré con un amigo muy entrañable:

Me comentó que estaba muy ilusionado de cara a esta nueva temporada, a pesar de que desde hace tiempo su vecino no para de burlarse de él, en especial cuando tuvo que vender su casa e irse a una de alquiler por la que pagaba una millonada, mientras, el otro no paraba de exhibir sus grandezas.

Le encontré esperanzado, a pesar de que todavía por la ciudad hay quien pretende ofenderle llamándole ¡facha! sin saber bien por qué.

Le encontré, en fín, feliz, porque pasado el bache, su suerte está cambiando y dentro de poco estrenará su nuevo hogar, que espera poder compartir con todos sus amigos.

Claro, como no podía ser de otra manera, me encontré con:

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¡El Periquito!

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Ya ha comenzado la liga, con el mismo y único objetivo de siempre: disfrutar de cada tarde de domingo con la familia, saboreando cada punto conquistado al máximo, celebrando por todo lo alto alguna posible victoria sobre nuestro máximo rival, ó hacer enmudecer a la maleducada afición blanca que cada año invade nuestras gradas, pero también sé que sufriendo... por esas amargas derrotas contra el Valladolid de turno, aunque a éste en concreto hoy le hemos vencido.

Esto es lo que supone ser SÓLO un club, porque como dice mi amigo el Periquito, para lo demás ya están los partidos políticos y no los de fútbol.

Dentro de 69 días estará terminado el nuevo estadio de Cornellà-Lo Prat. En él, el Periquito y sus más de 30.000 amigos viviremos, por fín, felices.


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