30 de diciembre de 2007
A 5 metros
Palpando de primera mano el ambientillo previo a la salida, viendo tanta gente con el gorrito navideño, sintiendo la emoción de la última carrera del año y disfrutando de una mañana espléndida, cálida, sin viento, al lado del mar.
Rostros de satisfacción en los participantes, sobre todo al llegar a meta, rostros que nunca se ven cuando uno llega.
Por la tarde he vuelto a las viejas pistas de atletismo de Vilassar de Dalt, caminando, sigo dándoles vueltas...
29 de diciembre de 2007
Dar vueltas
.

No había nadie, sólo mi mujer y yo. Mientras ella corría yo he empezado a dar vueltas. Pero ahora no le daba vueltas a la cabeza, ya no, sino a las pistas, caminando, durante 30 minutos, escuchando atento el latido de mi corazón y el sonido crujiente de mis zapatillas pisando el suelo...
28 de diciembre de 2007
1 metro sobre el nivel del mar

La bulliciosa Platja de Ponent, llena de gente en el verano, aparece desierta. El espigón de la bocana del Port de Mataró protege esta cala tan singular dentro de la ciudad. Sólo las barcas de los pescadores, varadas en la arena, habitan esta tarde de diciembre la playa.
.

También en el verano, al amanecer, aparece así de vacía, algún pescador, algún buzo, alguien entre las barcas apurando la noche y yo con mi kayak deslizándolo por la rampa de madera y la arena hasta llegar a la orilla tranquila: un impulso con los brazos y al agua, unas pocas paladas y en el mar abierto, recuerdo imborrable y esperanza cierta.
.




25 de diciembre de 2007
Dia de Navidad
Esta tarde por fin he salido a pasear, junto a mi mujer y a mi perrita Chupa, con mis zapatillas de correr, tarde de paseo soleado a 15 grados: qué contraste de temperaturas y de clima el dia de Navidad...
De regreso a casa, un pájaro picoteaba unos maduros caquis...

24 de diciembre de 2007
18 de diciembre de 2007
Reintegrarse
Un paso adelante ha sido la toma de contacto con esa realidad transparente, viviendo dos acontecimientos intranscendentes capaces de devolverme a la realidad social.
Mi evolución reciente me ha permitido el reencuentro con mis queridos compañeros y compañeras del club de atletismo, un reencuentro originado por un acontecimiento social y en el que pude hablar y estrechar mis manos con todos los presentes, explicar mis perspectivas, conocer sus proyectos, sentir que el colectivo está activo, y me esperan, para afrontar junto a ellos nuevos retos, en cuanto sea posible.
Quiero agradecerles todos los ánimos recibidos y su reconocimiento, nominándome, en representación del club, como mejor deportista del año en la gala municipal del deporte. Había otros candidatos mejores que yo, y lo merecían más, pero agradezco el detalle. Vosotros sí sois los mejores. Gracias por reintegrarme.
Mi evolución reciente me ha permitido también el reencuentro, no tan íntimo, pero más multitudinario, con mi querido equipo de fútbol y sus miles de seguidores, otro paso que me conduce poco a poco a mi realidad social, volviendo a ver el estadio, las banderas y bufandas, escuchando los sonidos, gritos y cánticos, degustando el buen partido de fútbol ofrecido por mis valientes jugadores y abrazando a mis amigos y vecinos de asiento en la celebración de los goles.
Todo esto es reintegrarse. Ya no miro de reojo al mar, ni a la montaña, que me esperan. Los observo detenidamente y espero, impaciente, reintegrarme con ellos. Hoy, al abrir la puerta de un armario, he visto de reojo mis zapatillas de correr...
1 de diciembre de 2007
Desde mi ventana
La atmósfera está en calma, no se mueve el viento. El pájaro sigue cantando: a éste le gusta el otoño, no como a mí. Yo diría que es una paloma, a ver..., sí, ya la veo, en lo alto, en la flor de pita.
Girando la vista veo las ruinas del antiguo telar, la maleza lo está terminando de devorar.
En el balcón, las plantas comienzan a acusar el descenso de la radiación solar, se están aletargando, como mi cactus favorito que crece en el agujero de una piedra volcánica.
Pero no todo son malas noticias, el bosai olivo exibe orgulloso su fruto, este año tiene 5 olivas.
Por la tarde observo las casas del pueblo. Comienza a refrescar, la temperatura parece caer en picado. En mi barrio el sol ya se ha puesto tras la montaña pero a lo lejos, hacia la costa, todavía se puede ver la luz del sol. El mar se aparece a lo lejos, me espera. Él también. Espera el dia que llegue con mi kayak y me introduzca en sus aguas.
Definitivamente, la temperatura ha caído en picado y necesito entrar en casa. El sol se escondió tras el Turó d'en Cases y sólo se puede vislumbrar su silueta. Siento deseos de subir allí arriba. Es la última imagen que veo desde mi ventana.