Hace bastante tiempo que Marta Farré Cirera me planteó la posibilidad de hacer una escapada nocturna al Puigmal. Subir a la montaña más alta de Girona (2.910) de noche era todo un reto teniendo en cuenta los condicionantes climáticos desfavorables que con frecuencia acompañan a esta cima clasificada por otra parte como fácil.
Así las cosas convenimos que sería fantástico poder llegar a la cima justo en el momento en que se hiciera de día, por eso decidimos salir del punto de encuentro, Queralbs, a las 1:30 h, más que suficiente para poder hacer cima con los primeros rayos de sol. El plan consistía en subir por la Font de l'Home Mort, el Pas dels Lladres, coronar Puigmal y bajar a Núria por el Embut. De allí regreso a Queralbs por el camino clásico de Núria, a lo largo de Les Gorges.
El equipo, formado por 8 personas, se dio cita en el aparcamiento del Cremallera para comenzar sin prisa y sin pausa el ascenso al Pas dels Lladres, en donde nos esperaría Josep Massagué Bou hacia las 5:00 h. haciendo vivac bajo las estrellas de una noche completamente despejada. Teníamos por delante 2.000 mts. de subida ininterrumpida y previsión de frío (1ºC de sensación térmica) en la cumbre. Bajo el control y la experiencia de Marta la aventura estaba servida...
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La estación del Cremallera de Queralbs, pasadas las 1:30 h. |
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El equipo, poco antes de comenzar la subida nocturna al Puigmal: Eduard de les Muntanyes, Marisa Aranaz, Eva Muñoz, Manel Bancells, Jesús Camacho, un servidor, Marta Farré y Jordi Huertas. |
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Sant Jaume de Queralbs, del S- X. |
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Salamandra a nuestro paso en la subida a la Font de l'Home Mort. |
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Descanso para reponer fuerzas en la Font de l'Home Mort, a 1.810 m. de altitud. El frío se hacía muy acusado en el fondo de este valle al sur del Puigmal. |
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Calavera de vaca en la noche del Puigmal, el toque de magia en la dura subida al Pas dels Lladres. |
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Escenario de 6 ediciones de la Núria-Queralt vividas, El Pas dels Lladres (2.536) esta vez de noche, con las luces de Osséja y Puigcerdà en el fondo de la Cerdanya. La luna salía, muy menguada, y no alumbraba, pero la pureza de la atmósfera y la poca contaminación lumínica de estas comarcas nos regalaron un cielo estelar como pocas veces había visto. El viento, eso sí, era moderado, del norte y helado. |
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Reagrupamiento en el Pas dels Lladres, esperando a los más rezagados y buscando alguna luz que nos alertase de la ubicación de Josep Massagué Bou, quien debía llevar horas durmiendo en algún vivac próximo. |
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Así fue, una luz roja intermitente nos indicó su posición en un pequeño refugio abierto de paredes de piedra. Se encontraba plácidamente descansando dentro de su saco y con pereza para salir de él y acompañarnos. |
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Todos agazapados entorno a Josep, poco antes de despedirnos de él y seguir camino para afrontar los últimos 400 m. de desnivel. |
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La luna y los focos de mis compañeros marcaban el sendero en las últimas rampas del Puigmal. Las luces del alba iban adueñándose de la atmósfera y el espacio. |
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Últimos metros antes de llegar a la cima, mirando atrás, al oeste, con las cumbres del Cadí y del Pedraforca clareando ante la inminente salida del sol. |
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Hacia el norte, el Puigmal de Llo (2.767) y el Pic Petit de Segre (2.809), contrastando con las luces del alba. |
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Hacia el sur, las planas del interior de Catalunya y un lejanísimo horizonte en el que se intuía la costa. |
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Jesús Camacho sobre el vértice geodésico del Puigmal (2.910). |
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Eva Muñoz tira de Marta Farré en su último esfuerzo por alcanzar la cima. |
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Puigmal (2.910). Con estricta precisión suíza alcanzamos la cima justo cuando los primeros rayos de sol tocaban los elementos elevados del suelo tiñéndolos de una mágica y sorprendente tonalidad. |
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El sol, aún bajo los estratos de las brumas lejanas del Rosselló, comienza a levantarse sobre las cumbres de las cabeceras del Ter y el Freser. |
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Salida del sol tras la cruz del Puigmal. Los colores de la atmósfera y el espacio eran de un impacto demoledor. |
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Estábamos maravillados ante semejante espectáculo de la naturaleza. Pero hacía mucho frío. El viento del norte había arreciado y la parada para los abrazos y las fotos nos dejaba helados. Así que decidimos proseguir la marcha. Fueron momentos precisos de llegar a la cumbre justo cuando salía el sol, breves instantes difíciles de olvidar. |
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El sol alzándose sobre las cumbres del Pirineo Oriental, poco antes de comenzar a bajar a Núria. |
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Manel y Eva me siguen en la bajada por las tarteras de la Terra Vermella. |
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El Pic de Segre (2.842) y abajo, les Terregalleres del Puigmal, curiosas formaciones de sedimentos procedentes de los arrastres de la nieve. |
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Eva, Jesús, Edu y Marisa, bajando por las tarteras de la Terra Vermella del Puigmal. |
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El sol se iba imponiendo poco a poco a las sombras en la bajada por la Coma de l'Embut. |
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Atravesando con soltura el Torrent de la Coma de l'Embut. |
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El silbido de las marmotas alertaba a los grupos de rebecos de nuestra presencia. |
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El Salt de l'Embut, poco antes de que el torrente desaparezca en un agujero. |
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El Torrent de l'Embut y el Pic de Segre (2.842). |
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El Forat de l'Embut. Las aguas desaparecen en una sima insondable para siempre jamás. |
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El equipo, tras parar a desayunar en el Collet Verd, a 2.203 m. de altitud. Llevábamos 7 horas de marcha. |
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Edu no consigue hacerse amigo de una yegua, poco antes de llegar a Núria. |
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Tras una breve parada para degustar coca y llonganissa en Sant Gil seguimos camino a Queralbs dejando atrás el santuario y el lago de Núria. |
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Pequeña parada para disfrutar del frescor en las Gorges de Núria y concretamente en el salto de La Cua de Cavall. |
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El Torrent de Fontalba. |
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El Pont de Cremal. |
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Tras cerca de 2 horas de bajada desde Núria llegamos de nuevo a Queralbs, de donde habíamos salido 9 horas antes. |
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Imagen en 3D del itinerario, en sentido horario, desde Queralbs al Pas dels Lladres, Puigmal, Núria y vuelta a Queralbs, con un total de 26,5 kms. recorridos, la mitad de ellos de noche y madrugada.
Sigue el track:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5184729 |
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El perfil longitudinal del recorrido, con 4.150 m. de desnivel total acumulado. Nótese lo pronunciado del terreno en el Pas dels Lladres y Puigmal y el tramo más llano siguiendo la divisoria pirenaica entre ambos. |
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Y tras acabar, el placer del descanso en el mejor sitio posible, el Bar Gusi de Ribes de Freser, en donde David nos cumplimentó con exquisita hospitalidad y en donde disfruté de la mejor tortilla de jamón de mi vida. |
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