El ambiente, 100% kayaki, fue excelente desde la noche anterior, en la cena, y hasta el final del recorrido al desembarcar en Tortosa.
Cabe agradecer a los alcaldes de Benifallet y Xerta por su aportación a esta quedada, para que todo resultase mucho más sencillo y cómodo.
Las riberas, en plena efervescencia primaveral, se mostraron con todo su esplendor, con un nivel de agua muy alto que permitió navegar por ellas como si se tratase de un manglar amazónico. El canto de los pájaros nos acompañó en todo momento, sirviendo de sintonía chill out natural a lo largo de la travesía.
En el desplazamiento ya íbamos emocionados y lanzados a la aventura.
Se hacía de noche por Cubelles. La llegada a Benifallet coincidió con la cena al aire libre de un buen número de amigos.
Después de cenar pudimos disfrutar de la charla, del pastel de Imma, de las galletas-torrija de Jose Navarro y de los chupitos de ron con limón.
— con Manel Teodoro Sadurní, Jujo Sanz, Pascal Ancion, Lluis Joan Josep, Lorenzo Ojeda Suarez y Francesc Sanchez Garcia.
Lorenzo Ojeda Suarez, llegado desde Las Palmas, a pesar de encontrarse en tierra catalana dormiría en Gran Canaria.
El alcalde de Benifallet cedió un año más la guardería del pueblo para que pudiéramos pasar la noche.
— con Alfonso Rodilla, Lorenzo Ojeda Suarez, Jose Luis Peña, Félix del Pino y Ana Barberán.
Reagrupamiento para asistir a la inauguración del descenso primaveral.
Mucha ilusión con tantas caras conocidas.
Los kayakistas van calentando motores.
— con Francisco del Moral y Loli Moreno Rivera.
Todos esperando las palabras de Blauet.
Blauet explica algunos detalles del descenso poco antes de comenzar.
Rastafari prendió un petardo con el que se iniciaba la quedada.
Comenzando a navegar en Benifallet. Foto de Albert Jiménez.
El tronco que abre la puerta a la Illa de Benifalet.
Los brazos menores del río se llenaban de kayakistas.
Navegando por el brazo de la Illa de Benifallet.
Navegando con Alfonso Rodilla. Foto de Félix del Pino.
Alfonso Rodilla, llegado desde Bruselas, saboreando sus primeras paladas. Muy buen debut.
Ana y Félix, mostrando su habiliad i sincronización.
Maribel y Fran, disfrutando del Ebro.
Loli y Paco, entusiasmados en su K2.
El puente sobre el río Canaletes. De nuevo los 150 kayakistas concentrados en un punto.
— con Jose Luis Peña.
Vista atrás a Benifallet.
Navegando por Mollet. Después de los preparativos de la salida tocaba relajarse un poquito. Foto de Xavi Ars.
Mari Carmen, como siempre, disfrutando de la esencia del Ebro.
— con MCarmen Conca.
Llegando al Molí de Mollet, testigo y víctima de malos tiempos pasados, pero que ofrece su memoria en la piedra a todos al pasar.
— con Xavi Ars y Santi Borrell.
Las riberas en pleno renacimiento.
El sorprendente aspecto salvaje del curso bajo del Ebro.
Blauet, llegando a la Roca Roja y al Mas de Xalamera, lugares de rica historia.
— con Lluis Joan Josep.
Las nubes pasaban a gran velocidad cerca del Poblado Ibérico de la Roca Roja.
Antigua factoría del cemento del siglo XIX.
Llegando a la esclusa de Xerta.
Carme Adell saluda a nuestra llegada al canal de la esclusa.
Navegando por el canal de la esclusa.
Puertas abiertas y todos adentro...
El obligado reagrupamiento permitió reencontrase con muchos amigos.
— con Ximo Banyuls Mas.
La espera se hizo hasta corta, el xivarri de conversaciones era incesante.
— con Felip Juan-Cantó.
Carme Adell y su precioso kayak tripartito.
Panorámica de la esclusa repleta de kayaks.
Carme Adell tuvo que poner orden, poniéndose en pie sobre su kayak y haciendo gala de un magnífico equilibrio.
El paisaje, las nubes, el rio... de película.
Bajando plácidamente hacia Xerta. Esperaba una deliciosa fideuà.
— con Lorenzo Ojeda Suarez y Lluis Joan Josep.
Lorenzo Ojeda Suarez, luciendo orgulloso la bandera de Canarias.
Navegando por el pueblo de Tivenys.
— con Lorenzo Ojeda Suarez y Lluis Joan Josep.
Desembarco masivo en Xerta. Alguno fue al agua...
Con Blauet y buena parte de las chicas kayakis en el merendero de Xerta. Son geniales! Foto de Celia Alanzor Muñoz.
Cinta había preparado una fideuà estupenda y deliciosa, además, tuvimos ensalada, embutidos, pa amb tomàquet, y helado de limón y café. No se puede pedir más. El alcalde de Xerta colaboró cediendo el mobiliario para que en este ratito estuviésemos cómodos y descansados.
Decenas y decenas de kayaks varados.
Una gran dama del kayak, Carme Adell, en el merendero de Xerta. Su energía y su espíritu son contagiosos. Foto de Carme Adell.
Y buena parte de los chicos kayakos...
Con las ultrafondistas, además de kayak comparto con ellas kilómetros y kilómetros...
— con Carmen Tibet, Estefi Climent y Carme Campoy.
Ebro y montaña. Al fondo, Mont Caro, la montaña más alta de Tarragona.
Navegando por Aldover, siguiendo la estela de Blauet. Con él la aventura se torna en lección de historia y ecología.
El canto de los pájaros no cesaba en todo el recorrido.
Las riberas y su variedad botánica. Muchas flores de sauce caían por el viento.
Entrando en las lagunas interiores de la Illa d'Audí, cerca de Bítem.
Este remanso de paz y cantos de pájaros evocaba pantanos y manglares amazónicos.
Navegando en la jungla de Audí. Foto de Xavi Ars.
Atravesando el cañal. La piragua es el medio ideal para moverse en zonas pantanosas como ésta.
La quietud era absoluta en estas lagunas interiores de Audí.
El viento arrastraba las flores de sauce sobre la superficie del agua.
Tortosa, genuina y bella, superviviente a mil batallas, esperaba al final.
La ciudad parecía adormecida por el canto de los pájaros de las riberas. Castell de la Suda, Catedral de Santa Maria, Torre de Túbal, Palau Episcopal, Palau Oliver de Boteller... signos de un pasado glorioso.
El Monumento a la Batalla del Ebro y el Pont de l'Estat.
Puente vertical al cielo de Tortosa.
El Pont de l'Estat y la Mare de Déu del Roser.
No olvidaré tantos buenos momentos con tantos amigos que año tras año contribuyen con su presencia a que estas quedadas "forebre" se conviertan en una cita multitudinaria pero con el estilo inconfundible de la gente del kayak.
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