Esa fascinación se ve ahora acrecentada cada vez que me dispongo a subir a las montañas, como era este caso, para participar en la Cap de Rec, carrera de 52 kms y 5.400 m de desnivel total acumulado, a caballo entre la comarca de la Cerdanya (Lleida/ Girona) y el Principat d'Andorra.
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Perfil longitudinal de Cap de Rec, en donde destacan las 2 principales subidas a Vallcivera y a Perafita, por encima de 2.500 m de altitud, y la grandiosa bajada a lo largo del valle del Riu Madriu.
. El trazado de la carrera, de 52 kms, con salida en Cap de Rec (Lles de Cerdanya) y recorrido por la Vall de la Llosa, Vallcivera, Vall del Madriu, Engolasters, Les Escaldes, Vall de Perafita y vuelta a Cap de Rec por las pistas de esquí nórdico.
.Se trataba de mi 2ª participación en la carrera. El año anterior quedé maravillado por los paisajes, por la altitud, por la organización, por los amigos con los que la compartí... y este año convencí a unos cuantos compañeros de mi club para que vinieran a disfrutarla, y a Mª Angeles para que me diera su apoyo y compartiera conmigo los momentos pre y post competición.
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Con Mª Angeles, la tarde anterior, delante del Refugi de Cap de Rec, maravilloso lugar situado a 2.000 m de altitud, punto de comienzo y final de la carrera.
. Compartiendo la mesa en la cena con los amigos del club con los que iba a competir, Dolors, Jaume, Bruno y Diego, además de Gloria y Mª Angeles, quienes harían a su aire un bonito trekking de 28 kms por los alrrededores mientras nosotros hacíamos la carrera. Además, el hotel y el comedor respiraban un gran ambiente de corredor, genuino, todos con caras espectantes por lo que esperaba al día siguiente. Entre ellos se encontraba una simpatiquísima Dolors Puig acompañada por un grupo de amigos también participantes.
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Tras almorzar en el hotel con los lógicos nervios matutinos, en un comedor 100% de corredores ya equipados, nos dirigimos hacia el punto de salida, en donde desde las 5:00 horas repartían las tarjetas de control de carrera, y en donde estaba Jaume Soler como parte de la organización atendiendo a los corredores. Por allí me encontré también con Helena, que venía de ganar en la Travessa del Montseny. Tras ultimar los preparativos, todo el mundo se dispuso en el camino inferior del refugio para tomar la salida por una pista amplia en dirección a Viliella..
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Aspecto que ofrecía el Refugi Cap de Rec a las 5:00. Foto cedida por Jaume Guitart.
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Junto a mis compañeros del Club d'Atletisme de Vilassar de Dalt en el interior del refugio, poco antes de dar comienzo la carrera: Jaume, Diego, Bruno y Dolors.
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Pasando por Viliella, primeros kms, con el sol a punto de salir entre las nubes y las cumbres del Cadí.
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Junto a mis compañeros del Club d'Atletisme de Vilassar de Dalt en el interior del refugio, poco antes de dar comienzo la carrera: Jaume, Diego, Bruno y Dolors.
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La bajada a Viliella fue muy rápida. Enseguida noté que este año la gente no andaba con miramientos y todo el mundo bajaba al límite. Durante esa bajada escuché detrás mio una voz familiar que no paraba de saludar a todo el mundo, no podía ser otra que Angela Run Cicling, apasionada del ultrafondo y de la montaña, inmersa en una triada de miedo (Cavalls del Vent, Cap de Rec y Peñalara) en sólo 14 días...
.Pasando por Viliella, primeros kms, con el sol a punto de salir entre las nubes y las cumbres del Cadí.
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La subida por la Vall de la Llosa la hice acompañado por Diego, ir con él siempre es divertido y el camino se hace muy llevadero. También volví a encontrarme con Angela. Sin darme cuenta había llegado al control de Prat Xuixirà para afrontar la primera subida exigente, el Port de Vallcivera.
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Un Diego vestido de rojo sigue mis pasos junto a otros participantes por el Vall de la Llosa..
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Angela, con una depurada técnica de subida, demostró estar muy en forma y dispuesta para todos los importantes objetivos que tiene marcados.
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Al igual que el año anterior, el paso por Vallcivera resultó un tanto desolado por el viento y el frío. Aún así, la silueta de las cimas más altas se me iba aproximando, ganando en altitud a cada paso que daba y notando cómo ésta me afectaba en el ritmo de carrera, teniendo que hacer los últimos metros de una manera muy conservadora. Diego había quedado atrás y ahora ya corría solo.
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Pasando por los espectaculares prados de la Pleta de l'España.
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Angela subía imparable... y en el horizonte se aparecía el Port de Vallcivera, a más de 2.500 m de altitud.
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El siguiente tramo correspondía al descenso de 15 kms y casi 1.500 m de desnivel por el seno de la Vall del Madriu, uno de los parajes naturales mejor conservados del Pirineo, declarado Patrimanio de la Humanidad, ya en el Principado de Andorra. Los primeros kms me resultaron desangelados, con un viento helado que se metía por todas partes y unas montañas desnudas y desprovistas este año de nieve. Tras fichar en el control del Estany de l'Illa no me detuve y me fui corriendo valle abajo, por un camino delicioso que serpentea entre lagos, riachuelos y el propio río Madriu, hasta encontrar el repecho de Coll Jovell que anuncia la llegada a Engolasters y a la civilización.
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Oscuro, frio y desangelado paisaje lacustre de la cuenca alta del Madriu, con el Estany de l'Illa y unas montañas este año desprovistas nieve.
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Els Estanys y el Pic de Coma Extremera, 2.808 m.
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Engolasters, en el corazón del Principado de Andorra, lugar donde repuse la mochila con agua y en donde esperaba un sustancioso avituallamiento.
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Sant Miquel d'Engolasters.
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Tras bajar por un camino empedrado hasta Les Escaldes comenzaba el sector más duro de toda la prueba, la subida de casi 1.500 m de desnivel en apenas 7 kms a lo largo del río de Perafita, por un sendero que bordeaba contínuamente el río, al principio muy tupido de vegetación baja, dando paso a bosques de árboles altos y terminando a 2.200 m de altitud en unos prados de Perafita completamente desprovistos de arbolado.
Tras bajar por un camino empedrado hasta Les Escaldes comenzaba el sector más duro de toda la prueba, la subida de casi 1.500 m de desnivel en apenas 7 kms a lo largo del río de Perafita, por un sendero que bordeaba contínuamente el río, al principio muy tupido de vegetación baja, dando paso a bosques de árboles altos y terminando a 2.200 m de altitud en unos prados de Perafita completamente desprovistos de arbolado.
Comencé animoso, pero poco a poco fui perdiendo gas. Angela intentó animarme a que suguiera su ritmo, pero no podía. El cerebro me pedía aflojar y la respiración era cada vez más dificultosa con el aumento de la altitud. Pero al salir del bosque y dejar de lado el estruendo de las cascadas del rio de Perafita me recuperé. Un calco de la situación vivida el año anterior en el mismo sector.
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Llegando al control de Perafita, en donde me repuse bebiendo agua fresca de sus fuentes y comiendo unos riquísimos orejones al abasto de los participantes.
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La subida final al Port de Perafita, de casi 2.600 m de altitud, entró dentro de lo previsto, con mucho esfuerzo y mucho sufrimiento, pero con el ánimo de saber que luego vendría el último tramo, una auténtica gozada para cualquiera de los corredores: 10 kms a través de la pista de esquí nórdico que llevaba de vuelta hasta el Refugi de Cap de Rec.
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Estanys de Perafita y cima del Tossal de la Truita, 2.752 m.
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Con sufrimiento pero con la determinación de coronar la subida cuanto antes.
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Las nubes pasaban de manera vertiginosa sobre el Port de Perafita, pocos metros antes de coronarlo.
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Vista atrás al Principado de Andorra, con unas vistas inmejorables, entre las que destacaba el techo de Catalunya, la Pica d'Estats.
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Y como me suponía, los 10 kms finales fueron un auténtico lujo de disfrutar corriendo a más de 2.000 m de altitud. Tras coronar Perafita bajé por una trialera muy técnica al control del Estany de la Pera y luego pude correr hasta meta, por una pista amplia en su mayor parte, con un viento suave y fresco que ayudaba en estos momentos finales a no desfallecer y seguir con la mente sólo puesta en la llegada y en quienes allí me esperaban.
Dentro del bosque comencé a escuchar la megafonía de la meta, cada vez más nítida. Una trialera final me condujo a un prado abierto en donde la gente comenzaba a animarme a seguir. Veía que bajaría mi marca en esta carrera y ví a Mª Angeles. Ella me cogió de la mano y me acompañó hasta la carpa de la meta. Entré muy feliz, muchísimo, por su gesto, por mi marca y por notar que entraba muy dignamente, en absoluto roto como lo hice el año anterior, parando mi reloj tras 9 horas y 6 minutos de carrera y entrando en el puesto 137 de los 530 participantes.
Tras saludar a los amigos que ya habían llegado esperé a mis compañeros del club y a otros amigos que estaban aún por llegar, disfrutando con todos ellos de un final de carrera muy feliz para todos, a gran altura, nada más y nada menos que a 2.000 m. de altitud.
Tras saludar a los amigos que ya habían llegado esperé a mis compañeros del club y a otros amigos que estaban aún por llegar, disfrutando con todos ellos de un final de carrera muy feliz para todos, a gran altura, nada más y nada menos que a 2.000 m. de altitud.
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Con Angela, fenomenal su actuación, quedó 5ª y además el buen resultado le confiere mucha moral para su participación en la Peñalara y otros ultratrails.
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Con Diego, al poco de llegar ya empezó a contar sus chistes.
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Junto a los compañeros del Club d'Atletisme de Vilassar de Dalt, Jaume, Diego, Bruno y Dolors, en general todos acabaron con buen sabor de boca y satisfechos por su enorme esfuerzo. Además también ví a Dolors Puig, Helena y Melcior Truncal, con los que tuve tiempo de intercambiar impresiones y compartir el momento.
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Pero Cap de Rec 2.011 no se acababa aquí. Habíamos decidido permanecer en la Cerdanya todo el fín de semana y nos quedamos un día más para descansar en ese imperio de tranquilidad. Tras una cena reconstituyente salimos todos a dar un paseo nocturno por Lles de Cerdanya, encantador y tranquilo pueblecito, hasta notar que la sensación de fresco te pedía ir a dormir. Por la mañana, sin prisas, nos dejamos envolver por la dinámica de la montaña. Aún tuvimos tiempo de hacer turismo y compras en Martinet, recorriendo sus calles y dejándonos llevar por la paz que se respiraba.
Como cierre, subimos a comer a otro pueblecito encantador, Arànser, en donde disfrutamos de su recogimiento, de su suave temperatura y de su deliciosa gastronomía tradicional y natural.
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