Caer en la tentación

Tenía que pasar. Desde el mes de Septiembre, en que realicé la última carrera por montaña, se me iban los ojos a las cumbres de cualquiera de las sierras que he visto desde entonces, sintiendo gran añoranza por ese otro modo de entender lo que es el correr. Enfrascado en plena preparación para el Maratón de Barcelona del próximo 7 de Marzo, cualquier alegría de ese tipo me podía suponer incumplir el plan específico de entrenamiento y quien sabe si un traspié o alguna inoportuna caída.
Y claro, si al lado de casa a alguien se le ocurre organizar una carrera por montaña, entre amigos, por senderos dentro del bosque, subiendo a lo alto de la Serra de Marina, contemplando el paisaje que ofrece la costa... en fín, que la tentación ha sido demasiado grande a pesar de haber hecho ayer mismo una tirada larga de 26 kms. Pues nada, otros 9 de la carrera de hoy que añadir al saco de la semana, al que en total he cargado con unos 70 kms.
Así las cosas, me fui con Karli al pueblo de al lado, a Cabrils, en donde se organizaba una marcha popular por los senderos y caminos de su montaña.
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Con Karli, justo antes de tomar la salida. La mañana estaba fresca, pero apetecía mucho calzarse de nuevo las Trabuco.

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Primeras rampas por la subida hacia Coll de Porc.

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El camino se convirtió en una trialera de fuerte pendiente. Tuve que apretar las piernas para ayudarme a subir.
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Una vez arriba, el paisaje era de ensueño, un Mediterráneo de plata enviaba sus reflejos a toda la montaña.
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Tras subir directamente al Coll de Porc la organización había previsto el recorrido por el sombrío bosque de Òrrius, autentico lujo para los amantes del trail. Tras volver a la carena en Can Mastruc fui siguiendo la pista, siempre en compañía de Karli, hasta las planas de la Roca d'en Toni, en donde iniciamos un vertiginoso descenso hacia la meta de Can Barba, ya en Cabrils.

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Bajando rápidamente y a brincos por un serpenteante y divertidísimo camino.
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Contentos y felices al llegar a meta, en 1:05:15. Se ve que éramos los primeros en llegar.
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Con Fernando, uno de los organizadores de la prueba, almorzando y esperando a que llegasan el resto de participantes.

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Cuando las cosas se hacen con tanta ilusión y esfuerzo, como la organización por primera vez de esta marcha popular, lo normal es que las cosas salgan bien. Hay que agradecerles por todas las atenciones y por el espléndido recorrido que nos tenían preparado.

El resultado de este cambio de chip ha sido positivo, me ha insuflado muchos ánimos y energías para afrontar una dura semana de entrenamientos que incluirá, entre otras, una escalofriante sesión de 3x4.000 m. Caer en la tentación no siempre es pecado...