Una gran amiga, como si de una hada madrina se tratase, ha querido, de manera espléndida, celebrar un esperado reencuentro compartiendo mesa en uno de los santuarios de referencia de la cocina de vanguardia.
El lugar elegido fué el restaurante Can Fabes en Sant Celoni, con el cocinero Santi Santamaría al frente de su fogón, que junto a El Bulli, Arzak y Martín Berasategi forman el póker de los 4 exclusivos restaurantes distinguidos con 3 estrellas por la Guía Michelín.
Fué una experiencia única, un placer el degustar sus platos, los críticos y gourmets ya se han encargado de valorarlo, yo no tengo cultura culinaria para hacerlo. No encuentro palabras para describirlo, sólo suspiros pronunciando "mmmmmmmm".
Desde el variado surtido de aperitivos sublimes, como la "sandía frita con escamas de almendra de leche" ó los "raviolis de gambas al aceite de ceps"...
...a los exquisitos platos fruto de la ingeniería culinaria, como el "bacalao cocido con tocino y tripas de bacalao al pil-pil verde", los "ris de veau lacados con berenjena dulce", el "pescado de roca de la lonja de Blanes cocido a la plancha en cocotte" y el "cochinillo y bogavante y salsa civet", compartidos y disfrutados por los 4 comensales.
Algo demoledor para paladares modestos y sencillos como el mío, acostumbrado a los menús populares de 10 euros.
Se ofreció también una degustación de panes artesanos, gustosos y ricos, con un chorrito de oro en forma de aceite... y los postres... unos maravillosos sorbetes de mango, pera, madroño, mascarpone y turrón... y un variado y sublime surtido de petit fours representativos de todas las orillas del Mediterráneo.
Todo con la atención delicadísima de un servicio pulido e inteligente. Fué la cena perfecta, un delirio compartido de sabores y aromas, algo único e irrepetible.
Como anécdota, buscando el lavabo por el laberinto de diseño del restaurante, debí entrar en una bodega, ante mi confusión, una camarera vino enseguida a mí para preguntarme muy discretamente "si buscaba el lavabo, ¿tal vez?".
Luego, consultando la carta de vinos, tan gruesa como la guía telefónica de Madrid, comprendí que, "tal vez" en aquella bodega podría encontrarse una de las exclusivas botellas de Borgoña cuya comanda cuesta 14.000 euros. Sí, catorce mil.
Joder tio,como te has puesto,que envidia,son sabores que solo se existen alli supongo,en fin,comida de lujo sin duda alguna y por curiosidad cuanto costo??.
ResponderEliminarUn saludo Fran.
Como manejas ehh jeje,pero de todos modos yo que soy de mucho comer,opina que eso de tanta presentación y poca comida no va conmigo.
ResponderEliminarYo que soy el tío mas despistado del mundo,este blog no era así verdad,la foto principal si,pero el color del fondo a que no,un saludo.
Maratonman: esos sabores están en el mundo. Sólo los genios de la cocina saben encontrarlos y combinarlos. ¿El importe de la cuenta? Eso sólo lo sabe el hada madrina...
ResponderEliminarDavid: pues como ahora todo el mundo anda de pinturas en su blog...pues yo también, mira, pequeños retoques...
No te creas, en las fotos los platos parecen mariconettes ¿verdad? Pues nada más lejos de la realidad. El conjunto del menú con todos sus aperitivos, platos y postres es muy abundante, no temas y ve reservando mesa...:-))
Se me hace la boca agua.... para no tener conocimientos culinarios, lo has descrito perfectamente. Estos manjares son un autentico lujo para nuestro cuerpo. Y al cuerpo hay que tenerlo contento.
ResponderEliminarSaludos,
Albert
Albert: Al cuerpo sí, hay que tenerlo contento, pero la cartera...¡Ay, la cartera! ¡Cómo sufre la cartera!
ResponderEliminarFran
ResponderEliminar¡Fran!
¡¡Fran!!
¡Que yo leo esto muy pronto por la mañana!
¡Qué forma de provocar!
¿Y al bulli? ¿Al Bulli has ido?
¡Joder, qué ilusión me hace!
Com ens cuidem, Fran!! Doncs mira que et dic que jo no canvio una truita de patates per això que t'has menjat tú!! Sóc més tradicional i la cuina moderna no em tira!!
ResponderEliminarPer cert, ja veig que has canviat el color del blog... Queda bé!!
Key: al Bulli no he ido, no. Es impensable, como también lo era el ir a Can Fabes, cuyo cocinero, por cierto, no mantiene buenas relaciones con Ferran Adrià... por aquello de los conservantes y los colorantes...
ResponderEliminarA mí también me ha hecho muchísima ilusión disfrutar de este restaurante tan especial.
Jordi: si és que jo també sóc de la truita i la cansalada, mira. El que passa es que ens van invitar allà i clar, no es podia dir que no...¿o sí?...
El menjar és un dels plaers de la vida. Ja sigui una modesta truita de patates que si està ben feta es una delicia o una cuina ben currada com la del Can Fabes (on jo no he estat quina envaj tiu), la saviessa és saber disfrutar de tots. M'està entrant una gana....
ResponderEliminarVaja Fran, quins restaurants que frecuentes...:-)))
ResponderEliminarEspero que us ho passesiu d´alló més be, encara que jo sóc més feliç amb un pa amb tomaquet que amb tantes delicadesses.
Pel que fa al vi, crec que sería incapas de veurem un vi de 14.000 Euros. Em sentaría malament.
Fins aviat (espero que el día 19/10)
Ferran: la cuina de Can Fabes és una barreja acurada entre la cuina mediterrània tradicional i la cuina moderna, plena de noves i brillants propostes. Bon profit, noi que és l'hora del dinar!
ResponderEliminarJoan Josep: malhauradament,...¡no els frequento! (:-(
ResponderEliminarEns ho vam passar molt bé, perquè és quelcom especial, cada plat ó platell era tot un misteri, una aventura gustativa, un plaer.
Els vins... a mí també m'hagués sentat fatal beure una d'aquelles ampolles... què hi farem! Continuarem amb els menús de 10 euros i el boníssim pa amb tomàquet...
Si, vale, todo muy especialito...hasta el laberinto para el ir al wc...pero fijo, fijo, que con esas cantidades desorbitadas, al salir fuiste a comprarte un bocata chorizo...
ResponderEliminarvaaaaaaaaaaaaa...confiesaaaaaaaaaaa
besitos.
La verdad es que el paladar no resiste la tentación de llevarse algo a la boca con este rico artículo y solo me queda brindar por nuestros blogs y por la oportunidad que nos dan de conocernos. Un gran homenaje gastronómico. Felicidades!!!
ResponderEliminarY un abrazo.
Sylvie: ¡Que no! de verdad, que no, que los aperitivos son abundantes, las raciones de los platos generosas para lo que es habitual en este tipo de establecimientos... y los postres no te los acabas, vaya yo salí bien, y las 3 'chicas' que me acompañaban, con la mano en la pancha.
ResponderEliminarSí que es verdad que en estos sitios la opción CH, de chorizo, suele ser muy recomendable a la salida..-)))
Un petonet.
Abraham: pues mira, nos muestras tus montañas, la historia de tu ciudad, sus mitos y leyendas, su folclore...¿Para cuando su rica gastronomía?
ResponderEliminarEstaré atento. Un abrazo.
Fran tio esto no se hace, solo me queda una pregunta, como ostias sabes lo que pides con los nombres raros que tienen los platos. Anda que para acordarte pa ponerlo aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarGrimo: la verdad que le dimos mucho trabajo al maître, porque nuestra cultura culinaria es bastante limitada, pero nos atendió excelentemente y resolvió todas nuestrras dudas:
ResponderEliminar-Cocotte= olla
-Petits fours= pastas de pasteleria
-Ceps= variedad de seta
-Civet= guiso de carne encebollado
-Ris de veau= mollejas de ternera
Imagina lo divertido que fue ese momento de la cena. :-))
Fran, si me das tu mail, te paso la receta del guiso de las setas, vale?...
ResponderEliminarbesitos y buen finde.
Ps: el mío para que no tengas que buscarlo por mi blog, es
sylvieficacion@hotmail.com
Pues ahora mismo te lo mando, muchas gracias, guapa!
ResponderEliminarVaya, vaya, vaya. Con que publico en mi blog eso de la Guía Michelín y ya van saliendo aspirantes, je, je.
ResponderEliminarOye, esos gustazos hay que dárselos uno al cuerpo cuando se puede, que son dos días los que vamos a estar aquí.
Lo de la botellita de Borgoña, lo dejamos para otro día, que es que el alcohol no me va mucho (qué pasada, con las crisis estas)
Saludos.
Greg: pues fue simultáneo tu comentario, una casualidad,
ResponderEliminarA veces surgen estas ocasiones sin esperarlas, sobre todo cuando mis planteamientos iniciales no van mucho por la alta cocina. Pero, sí, fue un auténtico gustazo, un enorme lujo.
Los precios de la carta de vinos hacen temblar... es beberse, literalmente, el dinero. Muchas eran las botellas cuyo valor sobrepasaban los 1.000 €. El máximo era aquel borgoña. Paladares muy finos que hay por el mundo... muy finos y caprichosos...
Felicidades en tu santo. Saludos.
ResponderEliminarGregorio: :-)
ResponderEliminarMuchas gracias, es verdad, S. Francisco de Asís, eres el primero que me felicita.