Un gran dia

Hay dias especiales, aquellos en los que ya la víspera comienzas a vivirlos, y durante la noche previa te vienen mil ideas mezcladas con los sueños.

El dia anterior estuve probando de montar mi Láser en las barras recién instaladas de mi automóvil, colocando las cinchas, la placa de barras rojas y blancas detrás, no dejando nada imprevisto para no perder tiempo y salir al dia siguiente con mi kayak a reencontrarme con el mar.

Y ayer el dia acompañó, un dia precioso de Enero, con el Mediterráneo completamente plano, azul, y una temperatura que invitaba a mojarse.

Acompañado por mi amigo JM, que disfruta de unas merecidas vacaciones, me presenté en la bocana del puerto de Mataró, en una caleta ideal para empezar a darle gusto a las palas después de tantos meses en el dique seco.

Preparación del kayak junto a la orilla, ajustando el respaldo, comprobando las tapas de los tambuchos, el cordón del timón, ajustando los pedales, poniéndome el cubre y el chaleco, y el corazón latiendo fuerte, como cuando me coloque un chip en la primera carrera que vuelva a correr...

El mar es una balsa plana, acaricia la proa de mi barco; y me impulso con las manos en la arena... y entro, y siento ese surcar silencioso, mis hombros tiran de las palas y me voy lejos de la orilla enseguida.

Vuelvo a compartir la alegría con mi amigo, que me observa desde la orilla, y realizo algunos ejercicios con las palas, giros y marcha atrás.

Me voy hacia el espigón para observar el fondo, las algas, la vida de las rocas sumergidas.

Es una pequeña pero gran victoria el poder disfrutar de este momento tan sencillo, pero es el indicio de que pronto vendrán nuevas singladuras, más importantes, más duras, más emocinantes...

No me resisto a alejarme del puerto y salgo por la punta del espigón, le doy la vuelta y lo rodeo y me dirijo siguiendo la costa hacia la zona del Rengle. Después me alejo de la orilla, buscando un poco de silencio.

Pero por hoy es suficiente: mi hambre de mar se ha visto saciada y he de dosificar tantas emociones y tanto esfuerzo.

He de volver a la caleta, donde espera mi amigo para probar mi Láser. Es la primera vez que se pone en un kayak y coge unas palas, le explico cuatro cosa básicas y se lanza...

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...y vuelve entusiasmado.

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Más tarde, mientras recogemos y cargamos en el coche, pasa el Tomás a saludar. A lo mejor la próxima salida en kayak será con él...