Sonó el despertador a las 02:15, hora en la que aún estaban despiertos en casa con la decepción, un año más, del Festival de Eurovisión, y en la calle aún resonaban los ecos de los cohetes y petardos de los seguidores del F.C. Barcelona celebrando el campeonato.
A las 03:00 había quedado con los compañeros de mi club de atletismo y un taxi que nos debía llevar a Aiguafreda... llegaba tarde y al pasar por la plaza de Vilassar de Dalt los habitantes de la noche barcelonista me miraron con asombro y quizás burla, seguramente pensando a dónde iría ese pirado corriendo, con patalón corto y mochila... ¡si lo supieran!...
Una vez en Aiguafreda y con una hora de anticipo a la salida prevista para las 05:00 comenzamos a comentar las estrategias, recordar las experiencias de otras ediciones y ultimar los preparativos habituales, pero con la novedad esta vez de comprobar el buen funcionamiento de los frontales led y de dejar la mochila de hidratación lista y las barritas energéticas a mano para afrontar la primera prueba de ultrafondo de esta temporada: la Travessa del Montseny, prueba de carácter no competitivo (en la teoría), de 45,8 kms de recorrido, 2.200 m de desnivel acumulado en subidas y una gran dificultad técnica en el tramo de ascensión al Cim de les Agudes (1.707m.)
De color naranja, el recorrido de la Travessa del Montseny, entre Aiguafreda y Gualba. ..
El perfil de la Travessa.
.
04:30 h. Paco (4º en la edición de 2.007) y yo: todo a punto ya para la salida..
Paco, Karli, yo, Xavi (con unas extrañas orejas radiactivas) y Diego, minutos antes de comenzar la prueba en el Porxo d'Aiguafreda.
.
Nos posicionamos bien en la salida, control 1, entre los 600 participantes, pasamos nuestras tarjetas de ruta por el lector de barras y comenzamos a correr para pasar por el estrecho puente del Avencó antes de que se formase tapón... y empezar a subir... 743 m de desnivel hasta Tagamanent, a través de estrechos y rocosos senderos, dentro del bosque... sin tregua, para poder llegar antes del colapso que se suele formar para subir y bajar al castillo.
La noche estaba en calma, la experiencia de correr con los frontales, escuchando los sonidos del bosque y oliendo los aromas de las flores nocturnas es única. A medida que avanzábamos nos íbamos quedando más solos... hasta que al llegar al Coll de Sant Martí vimos corredores que ya bajaban de sellar en la ermita, control 2, control con regalo: unas espectaculares vistas hacia el área de Barcelona, con una galaxia de luces interminable allá abajo, justo en el momento que comenzaba a clarear el día.
Nos despedimos de Sant Martí para afrontar el tramo del Pla de la Calma donde poco a poco, entre repecho y repecho, iba amaneciendo y en donde aprovechamos todo lo posible para correr, estableciendo las primeras referencias visuales válidas con otros corredores.
06:00 h. Dejábamos atrás la silueta del Turó de Tagamanent, y detrás mío, entre las sombras y los reflectantes, Karli, Xavi, Paco y Diego.
. ..Pla de la Calma: la noche dejaba paso a las primeras luces del día mostrando la silueta erguida del Matagalls, que ya nos esperaba..Y un poco más adelante, los primeros rayos de sol, allá por el Coll de Sant Marçal, entre el Matagalls (izquierda) y el picacho de les Agudes (derecha)... en medio de un paisaje verde y sereno. .
Muy cerca del control 3, ubicado en el paraje del Café, un tranquilo rebaño de ovejas apacentando al salir el sol. El ambiente fresco invitaba a seguir corriendo..Una vez llegamos a Collformic, control 4 y avituallamiento, se acabó la calma del Pla de la Calma: mientras Karli y yo disfrutábamos de unas galletas y chocolate negro los demás compañeros comenzaron la subida de 550 m de desnivel al Matagalls... y cuando nos dimos cuenta nos quedamos solos... pero cometimos el error de marchar rápidamente tras ellos... con el tubo digestivo aún lleno de comida... subiendo por una fuerte pendiente... sin casi poder respirar... ahogados...
Pasado 1 km me pude ir recuperando y comencé a recortar distancias con mi grupo... hasta que les dí alcance en la pedregosa y empinada subida del Turó Gros (1.546 m)... y desde donde pude seguir subiendo intentando seguir los pasos de Paco que ya se había distanciado pero que nos esperó en la redondeada cumbre del Matagalls (1.697 m).
Vista atrás desde el Turó Gros: mis compañeros se afanaban para subir, varias decenas de metros más abajo.
.
Matagalls (1.697 m.), control 5, pasando mi tarjeta de ruta por el lector de códigos de barras. .
Ahora comenzaba un tramo de fuerte y técnica bajada pasando por el precioso Coll de Pregon... había que aprovechar para recuperar tiempo y me lancé por el sendero que baja a lo largo del fosforescente hayedo de Sesportadores, bajada en la que Karli empezó a dar malas señales.
El hayedo de Sesportadores: la luz entra tamizada y un silencio extremo se impone a nuestro paso. .
En el Coll de Sant Marçal intentamos hacer reagrupamiento, pero Karli no llegaba y se quedó Paco a esperarlo. El resto, Xavi, Diego y yo, nos dirigimos hacia el control 6 y el avituallamiento, justo al pie de la ascensión a les Agudes.
Les Agudes, antes de llegar al control 6. .
Aquí teníamos por delante el tramo más duro de la prueba, 613 m. de desnivel en una subida de verdadero vértigo y gran dificultad... y sólo llevabamos 23 kms recorridos...
La ascensión a les Agudes atraviesa una zona intermedia demoledora que se caracteriza por un conjunto de montañitas rocosas sucesivas, que hay que subir y bajar, els Castellets, que parecen una barrera que te impida afrontar el enorme risco que siempre queda detrás y encima.
.
Primeros tramos en els Castellets, en los que hay que subir trepando... para volver a bajar...
.....Tras el paso por uno de los primeros riscos afrontábamos el siguiente... y después el otro... y detrás el Cim de les Agudes... . .
Vista atrás al els Castellets, con la sensación de subir y bajar estúpidamente en un cruel desgaste por las crestas de estas estribaciones de les Agudes, pero al menos con la satisfacción de ver cómo el paisaje se abría detrás nuestro.
.
Al otro lado del valle se alzaba, ya lejano en nuestro paso, el Matagalls y los hayedos que se desparraman en sus laderas y que hacía poco habíamos bajado. .
Pero no había que perder la concentración con tantas contemplaciones paisajísticas porque venían las mayores dificultades. Sintiéndome con energía, fuerza y ganas me vi dirigiendo la subida de un grupo de unos 8 corredores, siguiendo las pistas de las marcas en las rocas, con un ojo en las manos y otro en los pies, con tramos en los que había que trepar con seguridad y sin miedo al vacío que quedaba a nuestras espaldas, metro a metro, sin prisa y sin pausa... hasta llegar a las pedreras que anunciaban el principio del fin y la llegada al alto de Collsacarbassa.
.
Xavi (buff rojo) y otros corredores siguen el paso que yo iba abriendo siguiendo las marcas de las rocas, en tramos de gran dureza y dificultad en los que las manos jugaban el papel más destacado... .
Por fín, Collsacarbassa, aprovechando para sacudir los calcetines y quitar piedras y hojas. ....
En Collsacarbassa había que retomar una nueva subida, ya sin peligro, hasta el Cim de les Agudes en donde debíamos sellar en el control 7 y en donde nos reencontramos con Paco, que se había quedado abajo esperando a Karli... y allí le dejó, porque hubo de abandonar ante el enorme malestar en el que se encontraba. Lo sentí mucho... su presencia en este ultratrail me había motivado muchísimo y quería compartir con él todas las vivencias de la prueba. Seguro que pronto podemos intentarlo de nuevo juntos...
Cim de les Agudes (1.706 m.), y detrás la Fageda Gran de Santa Fe.
.Y había que seguir... en dirección al Turó de l'Home, a sólo 2 kms de distancia, cresteando por Collsacarbassa y Coll Sesbasses; estaba en el km 28, faltaban todavía 18 y me veía fuerte y capaz de hacer una buena bajada a Gualba, dejando poco a poco atrás a mis compañeros.
Vista atrás a les Agudes y a la cresta que me condujo hasta el Turó de l'Home. .
En el Turó de l'Home (1.706 m.), puesto de control 8, me llevé la sorpresa de coincidir con la 1ª mujer en carrera. Entonces me dí cuenta de que debía ir bastante bien clasificado y viendo la hora que era y analizando el perfil que me quedaba, 16 kms y
1.524 m de desnivel en bajada, me planteé la posibilidad de hacer récord en esta prueba en la que tenía una marca de 7h y 51 m.
Tras fichar en el Turó de l'Home... tenía que intentar hacer mi récord... .
.Y así me fui por los senderos que se precipitan al lago de Santa Fé, en medio de la Fageda Gran... adelanté a algún que otro corredor con síntomas de agotamiento y colapso en los cuádriceps por la dura bajada... pero mira por dónde oigo un ruido de hojarasca entre el silencio ahogado del bosque... y veo bajar a un hombre acortando por las laderas cubiertas de hojas y ramas con una camiseta naranja como la mía... era Paco.
Y así siguió... él por la ladera abajo, lanzado... y yo sin querer arriesgar siguiendo los senderos en zigzag hasta llegar al control 9, situado justo antes de llegar al lago de Santa Fé.
Allí estaba Karli, trasladado por un coche de la organización, y tras charlar con él brevemente y ver que ya se encontraba mejor, me quité el cortavientos ante la bajada en altitud y la subida lógica de la temperatura... y apareció Xavi, con quien pude recorrer un tramo hasta llegar a orillas del lago, pero desistió a seguir mis pasos y se quedó atrás en un momento en el que mis piernas aún aguantaban bien, teniendo buenas sensaciones en general y agradeciendo el precioso paisaje que se abría a mis ojos al recorrer las orillas del Estany de Santa Fé.
Estany de Santa Fé, alivio psicológico en el tramo final de carrera. Les Agudes arriba, siempre visibles y vigilantes de todo cuanto sucede. .El último tramo de carrera es , año tras año, el peor señalizado de todos y por ello el ideal para perderse: un enorme, largo y negro barrizal en bajada invita a alejarse de él... tremendo error... él lleva la dirección exacta. La experiencia es un grado... y aquí me sirvió de algo. No dudé ni un instante y puse en el barro a prueba la capacidad de evacuación de mis Asics Trabuco con resultado muy satisfactorio, enseguida tuve mis pies secos.
Sin solución de continuidad fui bajando por caminos y senderos, dejando los frescos hayedos de Santa Fé que daban paso, de repente, a una vegetación más mediterránea y seca, hasta llegar a la famosa tubería de hierro, antigua canalización junto a la discurre el camino... y en donde tropecé con una raíz que me hizo clavar fulminantemente los codos y las rodillas en el suelo.
Llevaba kms corriendo completamente sólo y mis gritos no los debió oir nadie, gritos propiciados por el tirón que me dieron todos los músculos de las piernas a la vez al tocar suelo. Me brotó sangre de la rodilla izquierda pero pensé que lo mejor sería seguir antes de que el golpe enfriase... y así lo hice, alentado por las cifras que leía en mi reloj, viendo que podía hacer un buen registro.
Por fín pude salir de un bosque mediterráneo muy bajo y espinoso, y tupido, con enganchones contínuos en la ropa y en la piel, pero nada importaba... enseguida ví el camino de la mina de Gualba y comencé a escuchar el estruendo de la cascada del Gorg Negre... ya estaba cerca el final...
La cascada del Gorg Negre, poco antes de llegar a Gualba.
.En los últimos 2 kms, ya por pistas, aumenté el ritmo pero comenzó a dolerme todo el cuerpo así que me dejé llevar por las sensaciones hasta entrar en las calles de Gualba y llegar orgulloso con mi tarjeta de ruta al control 10 y último, en donde me comunicaron que entraba en el
puesto 42 de los 600 participantes, 500 llegados, habiendo mejorado mi marca en esta Travessa del Montseny en casi 30 minutos, consiguiendo hacer un tiempo total de
7 horas y 23 minutos.
Edición 2.006: 8h 8m
Edición 2.007: 7h 51m
Edición 2.009. 7h 23m
Con Paco, nada más llegar a la meta de Gualba.. Entre Diego y Paco, después de refrescarnos, cambiarnos de ropa y haber disfrutado de una buena butifarra en pan con tomate... la ultradistancia bien lo merecía... .
Me da la sensación de que mi rendimiento mejora mucho en las pruebas de ultrafondo por montaña, lo comprobé hace 2 años y ahora parece que se repite. Ello me anima a afrontar nuevas propuestas... la subida al Tourmalet... la Núria-Queralt... la Carros de Foc... la Matagalls- Montserrat... quién sabe...
El tiempo lo dirá, pero quizás esta Travessa del Montseny haya sido la mejor carrera que he hecho en mi vida... tendré endorfinas circulando por mi cuerpo durante días...