28 de enero de 2014

Snowshoes en Porté-Puymorens


Uno de los momentos más esperados del año: el placer de pasar la frontera, pese a que Schengen levantó barreras, y sentirte en el exterior. El placer de oír crujir la nieve bajo tus pasos. El placer de la vista con esas montañas cubiertas de blanco en uno de los rincones más apartados del Pirineo Francés. La incertidumbre por la previsión del tiempo con temperaturas bajo cero y la posible nevada de por la tarde. El placer de reencontrase con 40 amigos con los mismos o similares planteamientos e intereses para pasar un día de auténtico lujo.
Con salida en el mismo aparcamiento del Camping la Rivière de Porté-Puymorens, este recorrido en raquetas siempre me resulta sorprendente y me cautiva. El valle del Carol aquí se cierra y gira 90º hacia el Este, quedando completamente deshabitado y desprovisto de edificaciones e instalaciones, a las sombras permanentes que proyectan las altas cimas de la carena entre el Pic du Porteil du Bech d'Ourteil (2.550), el Pic Oriental de Col Roig (2.804) i el mismísimo Pic de Carlit (2.921), el coloso de todo el macizo que forman el Carlit y el Puig Peric, allá en la comarca de la Alta Cerdanya, en el departamento francés de los Pirineos Orientales.
La limitación horaria, la imposibilidad de encontrar alguna casa o refugio abierto y la ausencia de cobertura telefónica, como cada año, nos condicionó y limitó a 6 horas la duración total de la raquetada, con tiempo suficiente para regresar al aparcamiento y solventar cualquier posible incidencia destacable, como una eventual caída, o alguna rotura de raquetas, aspectos muy a tener en cuenta. A las 3 horas de marcha habríamos de parar a comer algo y dar media vuelta. Un grupo de avanzados irían por delante para intentar llegar al apartado Lac de Lanoux, situado a 2.200 mts. de altitud.
Con este planteamiento nos dispusimos a marchar por la pista que flanquea el río Carol por su margen izquierda, pegados a la umbría de la montaña, con el piso suficientemente nevado y congelado a tramos. Tímidos rayos de sol nos acompañaron en los primeros kilómetros hasta que poco a poco se fue tapando y justo al llegar al Clôt de les Polverines, con la mole del Carlit delante nuestro, comenzó primero una tímida nevada que poco a poco se fue transformando en copiosa hasta alcanzar el carácter de ventisca al final de la tarde.
Con todo ello la jornada transcurrió de forma agradable y plácida, como decía Núria Avellà, un regalo caído del cielo en forma de copos de nieve, a excepción de 2 disgustos, la pérdida del teléfono de Mª Josep Torres, y la caída por un torrente del coche de Josep Massaguer debido al hielo y a las malas condiciones cuando ya nos íbamos para casa. Todos nos quedamos sobrecogidos, y aunque el coche sufrió gravísimos daños irreparables, él resultó completamente ileso.

Llegada a Porté-Puymorens, con el aspecto que ofrecían las laderas orientadas al sur.
Todo el mundo poniéndose las raquetas junto a los coches, en el mismo aparcamiento del Camping La Rivière.
Pendiente de que todos estuvieran a punto para comenzar. Foto de Carme Rueda.
Raquel se abriga convenientemente. Detrás de ella el dominio esquiable de Porté-Puymorens y las cimas del Pic de Font Freda (2.720) y del Pic de Font Negra (2.840).
Buena parte de los 40 componentes de la expedición. Foto de Jordi Amores.
La ruta propuesta por el valle transversal del Carol, río que aporta el mayor caudal al sistema fluvial del Segre en su cabecera. La carena sur proporciona sombras permanentes en el fondo del valle y hace que las condiciones y gruesos de la nieve sean siempre excelentes. Al fondo se ven las cimas del Carlit y el Puig Peric, colosos del macizo, y el enorme Lac de Lanoux, como vemos, nos quedamos muy cerca de llegar a él.
El grueso de la raquetada siguiendo la pista de esquí de fondo del Lac du Passet, con tímidos rayos de sol asomando entre las nubes.
El Valle del Carol, y en el fondo, el Pic du Carlit (2.921).
Vista atrá a Porté-Puymorens, el cielo se abria sobre los prados nevados.
Por la pista del Passet.
Las praderas del Carol.
Paisaje de bosque de ribera. El grueso de la capa de nieve se ve bien en la orilla del riachuelo
Vista atrás a Poté-Puymorens y el Pic de Font Negra.
Llegando al Lac du Passet. El valle se iba cerrando.
A medida que subíamos de cota el grueso de nieve era mayor.
Un riachuelo congelado. Estábamos a -2ºC.
Pequeño reagrupamiento, con Jaume, Carme, Núria, Carme, Raquel i Jotaeme. Foto de Rafa Gómez.
Continuando la ascension, no demasiado pronunciada pero continuada.
El cielo se iba tapando por momentos.
Vivir la experiencia y parar a registrar los momentos, algo imprescindible para mí. Foto de Hugo Urízar.
Manuel Delgado, roller consagrado, debutó con las raquetas.
Otro reagrupamiento junto al Lac du Passet. 
Con Raquel y Núria: abrazos risas y bromas fueron las constantes durante toda la jornada.
Paisaje de ensueño en el Valle del Carol.
El Clôt de les Polverines, y el Pic du Carlit al fondo, justo antes de que el cielo se tapase sin remedio.
Antes de abandonar el Clôt de les Polverines el Carlit se tapó y comenzó a nevar, la atmósfera se volvió sorda y los colores fueron desapareciendo de nuestra vista, presagio de lo que se venía sobre nosotros.
Cerrando el grupo de cola con Hugo, Jaume y Carme, nos quedamos descolgados y seguimos paralelamente a nuestros compañeros hasta converger algo más adelante.
El Clôt de les Polverines. El dia se cerraba y se volvía oscuro.
Los copos de nieve cada vez eran más grandes. La temperatura bajaba pero el aire no se movía.
Siguiendo a Hugo.
Cerca de Font Vives dimos alcance al grueso del grupo.
Subiendo a la Portella de Font Vives. La montaña enviaba señales evidentes.
Subiendo a la Portella de Font Vives: cada vez nevaba más y el paisaje se volvía muy gris.
La Portella de Font Vives, lago que queda al otro del río.
Valle abajo. Pintaba muy muy feo.
Cuando llevábamos 3 horas de marcha paramos a comer. Hicimos un reagrupamiento en el que faltaba el grupo de avanzados y Mª Josep, que se volvió loca buscando su teléfono caído en la nieve.
Unos en pie, otros sentados, paramos para comer y dar media vuelta. Foto de Jordi Amores.
Así, después de comer y cuando llevábamos 7.5 kms. y 3 horas, con 400 mts. de desnivel, decidimos volver a Porté. Nos quedamos muy cerquita, a un paso, de la Cabane de Coma Joan, a 2.000 mts. de altitud.
Regresando a la Portella de Font Vives.
Siguiendo el rastro de trazas de la ida. Sin pretenderlo, la ida y la vuelta la hicimos por caminos diferentes en algunos tramos.
El río Carol, parece mentira que estas aguas cristalinas de la Alta Cerdanya francesa vayan a parar tras un interminable curso al delta del Ebro.
La nevada arreciaba. Jotaeme, Carme y Raquel pasan atentos por un estrecho sendero helado a una docena de metros sobre el río.
Bajando de regreso al Clôt de les Polverines.
No recuerdo qué buscaba. Foto de Hugo Urízar
El Clôt de les Polverines, tapado por la intensa nevada.
Al bajar de cota los copos eran más grandes y cubrían las ramas de los árboles.
El Rec d'Ourteil.
El Côt de les Polverines. Cuando subíamos los árboles estaban desprovistos de nieve y en poco tiempo el paisaje cambió por completo.
Los momentos de ventisca acumulaban la nieve sobre las rocas.
Abrazo de árboles nevados. Vivíamos inmersos en un escenario cambiante y espectacular.
Todo el paisaje se volvió monocromo, entre la nevada y la oscuridad de la atmósfera los tonos fueron desapareciendo.
Al llegar al Lac du Passet de vuelta decidimos seguir por el lado de la montaña. El grupo de avanzados atravesaría el lago por su superficie helada.
Me dejé caer hacia atrás sobre el manto algodonoso de la nevada.
A medida que avanzaba la tarde la oscuridad se acentuaba y la ventisca se recrudecía. Por eso conviene planificar estrictamente los tiempos. No hay margen para el error.
Carme y Jaume, enamoradísimos bajo una bucólica nevada en el Pirineo Francés.
Pasando bajo los árboles rebozados de nieve.
Bajando hacia las prederas de Porté-Puymorens.
Uno de los torrentes completamente helados. La temperatura rondaba los -3ºC.
Poniendo a prueba la psicosis de Núria con uno de los carámbanos afilados del salto de agua. Foto de Carme Llongueras.
En plena ventisca, a punto de llegar a Porté-Puymorens.
Las praderas de Porté-Puymorens y las laderas al sur que por la mañana estaban desprovistas de nieve.
Haciendo el ángel con Carme, Raquel y Núria.
Paisaje ártico en Porté-Puymorens.
La ventisca se volvía cruda al regresar a Porté-Puymorens.
Aspecto de las praderas cercanas al Camping La Rivière.
El río Carol desde el puente del cámping. Al llegar al aparcamiento todo el mundo marchaba con prisas por el temor a la carretera helada.
El recorrido realizado en Porté-Puymorens. Sigue el track de la sesión de raquetas  en: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5994339
Aspecto que ofrecía el aparcamiento antes de marcharnos, con las cadenas a punto y preparadas para ser utilizadas, como así fue necesario para circular entre la boca sur del Tunnel du Puymorens y La Tour de Carol en el regreso a casa. Foto de Eduard González Resbier.
Al regresar, circulando por las calles impracticables de Porté-Puymorens, nos encontramos con el tremendo susto de la caída del coche de Josep Massagué a un torrente a consecuencia del hielo existente y de la imprudencia de dos peatones que dificultaron el tránsito. Nos quedamos desolados por el accidente de nuestro amigo, él por suerte salió ileso, pero su vehículo quedó completamente inservible.

 Tras parar a tomar algo caliente en la ciudad de Puigcerdà, ya en la provincia de Girona, vimos como la nieve aparecía también allí de forma copiosa por lo que decidimos poner fin a la jornada, regresando precipitadamente para evitar problemas de acceso al Túnel del Cadí. Pero no sirvió de mucho. Algunos coches atravesados por el hielo bloquearon las carreteras y formaron larguísimas colas que tardaron en deshacerse. Un desenlace ciertamente dificultoso para una jornada de raquetas bellísima y excepcional. Para repetir... con estos amigos se puede ir al fin del mundo...